¿Qué está pasando? El mundo al revés. El país que promovió la globalización ahora es nacionalista y va en contra de los tratados comerciales, concretamente del TMEC, violando lo establecido en ese acuerdo firmado por Estados Unidos, Canadá y México, y promovido como una sustitución del TLCAN –que entró en vigor en 1994 con los mismos protagonistas– por quien ahora lo repele: Donald Trump.
¿Qué está pasando? Un país comunista, China, defiende el libre mercado y la participación que ha ganado con la globalización. No es para menos, en la última década y media, China ha sido el motor principal del crecimiento económico del mundo, aportando el 35% del crecimiento del PIB nominal mundial, mientras que Estados Unidos ha contribuido un 27%, además, es el mayor exportador y posee las mayores reservas de divisas del mundo.
¿Qué está pasando? En México quienes en 1993 se manifestaban en contra el tratado comercial, ahora lo defienden. Esto es fácil de explicar porque a partir de 1994 la economía de México cambio; después de ser un país cerrado se abrió al mundo con lo que obtuvimos muchas ventajas que cambiaron la fisonomía productiva y apoyaron el crecimiento y desarrollo económico.
¿OPORTUNIDADES PERDIDAS?
Antes de 1994, ¿quién se hubiera imaginado que México fuera una potencia en la fabricación de partes para la industria aeroespacial, por ejemplo? En los últimos nueve años, este sector ha crecido 17.2% en promedio anual y pasó del décimo al sexto lugar entre los países que más exportan, según datos de 2023 cuando se tenía un estimado de generación 53 mil de empleos de personal calificado y especializado.
Las oportunidades que dio a México la apertura comercial permitieron escuchar recurrentemente conceptos como TIER 1, TIER 2, TIER 3 para hacer referencia a fabricantes de productos y componentes que van directamente a la línea de ensamblaje final; proveedores que suministran subsistemas; y fabricantes de componentes, respectivamente, que en muchos casos van y vienen de México a Estados Unidos.
Esa clasificación pudiera quedarse en una simple clasificación, pero va más allá, ya que ha permitido desarrollar un modelo con el que México se ha colocado como un país exportador con la industria automotriz a la cabeza y las autopartes y accesorios para automóviles y camiones, y donde el sector de tecnologías de la información y comunicación (TIC) tiene un lugar importante por la aportación económica al país y la generación de empleos: México es el tercer exportador de servicios de TIC, después de India y Filipinas y el segundo destino de inversión en software en América Latina.
La lista puede crecer, pero la dejo aquí, para tomarla como ejemplo para argumentar el cambio de fisonomía que tuvo México en el marco de una economía globalizada que le permitió firmar 14 Tratados de Libre Comercio con 52 países, 30 Acuerdos para la Promoción y Protección Recíproca de las Inversiones con 31 países o regiones administrativas y nueve acuerdos de alcance limitado en el marco de la Asociación Latinoamericana de Integración.
Lo anterior también pretende contribuir para tratar de entender qué está pasando en este momento en el que, todo parece indicar, que estamos viviendo un cambio de modelo económico con consecuencias negativas, no solo para los involucrados en el TMEC, sino para todo el mundo.
INCERTIDUMBRE POR DONDE MIRES
Aranceles, aranceles… Sí, ya sabemos que la palabra favorita del Donald Trump es aranceles y que tal vez su número favorito es el 25, porque es el que ha establecido en porcentaje para todos los productos que se exporten a Estados Unidos, con especial mención para Canadá y México, los socios comerciales del TMEC, y China que, aunque con trato aparte, también está en la mira del presidente número 47 de estados Unidos en su segundo mandato no consecutivo.
Desde que asumió la presidencia Trump amenazó, sentenció, dio tiempo y volvió a atacar. Pidió acciones concretas a Canadá y a México para frenar la migración ilegal y detener el tráfico de fentanilo. El presidente de Canadá, Justin Trudeau, se enfadó, contestó y ahora es nombrado por Trump como el gobernador del estado 51 de Estados Unidos. Ante eso, la respuesta del canadiense fue: «Trump quiere que la economía de Canadá colapse para anexionarnos».
México ha mostrado cautela y cabeza fría consideran muchos respecto a la presidenta Claudia Sheinbaum, quien dijo que anunciaría en la plaza pública del Zócalo de la Ciudad de México el domingo 9 de marzo el plan A, B o C o D de nuestro país ante la violación el TMEC. ¿Violación?
Desde el punto de vista obvio y practico si es una violación, pero Trump tiene una justificación: la IEEPA (International Emergency Economic Powers Act ), una ley de 1977 que le da al presidente de EE. UU. el poder de intervenir en el comercio internacional si declara una emergencia nacional, algo que hizo poco después de asumir el cargo: en el caso de México, debido a los migrantes y el tráfico de fentanilo; en el de Canadá, por el contrabando de fentanilo y otras drogas. Con China, porque es China y ha pasado de la manifactura barata a la de autos, de componentes para las TIC y más y, se aprovecha de Estados Unidos, dice.
La respuesta pospuesta de México probablemente fuera para ganar tiempo, en la agenda estaba una llamada telefónica el jueves 6 de marzo. El anuncio del secretario de economía estadounidense, Howard Lutnick, abrió la puerta para entender que el 25% tal vez no fuera 25. Pero Lutnick no movió el porcentaje. En la llamada de Trump con Sheinbaum, el estadounidense anunció que le daría a México un mes más. Al menos hasta el 2 de abril, dijo, México no tendrá que pagar aranceles por nada que entre dentro del principal acuerdo comercial de Norteamérica.
No obstante este aplazamiento, antes en el discurso de Trump de más de una hora ante el Congreso el 4 de marzo,
Trump reafirmó sus argumentos (subrayo sus argumentos) sin dar pasos en reversa, tampoco en relación al Golfo de México, que ahora para él y Google es el Golfo de América. Todo siempre con sus datos y sus testigos entre aplausos de los republicanos que ahí estaban vitoreando su informe a 43 días de haber iniciado su gestión.
Ante el sí, pero quién sabe después, con el aplazamiento mencionado, México sigue en la incertidumbre. La industria automotriz, que ahora cuenta con más de 37 plantas y una capacidad instalada para producir más de cinco millones de vehículos por año, versus 1993 cuando existían 10 plantas de fabricación de vehículos ligeros y motores, representadas por cinco marcas. Es tan solo un ejemplo del avance y de lo que implicaría ese 25%.
Tenemos más de 30 años de formar una relación comercial con Estados Unidos a partir del TLCAN que ha permitido que la economía de México crezca, generando miles de empleos y un número grande de empresas en los tres niveles TIER dentro de una cadena de suministro eficiente que se estaba recalibrando luego de salir de la pandemia, del estado de las relaciones entre China y Estados Unidos, así como de la invasión de Rusia a Ucrania.
Pero incertidumbre es incertidumbre también para el sector agropecuario que en 2024 rompió récord de exportación agroalimentaria con 54 mil millones dólares, de los cuales 91% va a Estados Unidos. Este es el tercer sector exportador después de las manufacturas y el sector automotriz.
En términos de los fatalistas, con Trump enfrente, los aranceles –recuerden que solo habló de posponerlos al 2 de abril– implicarían para la economía mexicana poner fin a 30 años de libre comercio desde aquel TLCAN con Carlos Salinas, hasta el TMEC que firmó López Obrador con el propio Trump en su primer periodo presidencial, cuando era el presidente número 45.
¿…Y LOS ESTADOUNIDENSES?
Las tácticas intimidatorias de Trump ponen sobre la mesa el riesgo de desestabilizar a la economía estadounidense golpeada por tres años de inflación y que ahora se enfrenta a una desaceleración del crecimiento.
Los gravámenes a sus mayores socios comerciales se dan en un momento en que la inflación aún no está totalmente bajo control, por lo que
Make America Great Again pudiera no ser una promesa cumplida, ya que los aranceles, a decir de muchos economistas, aumentará aún más los costos para los hogares estadounidenses y obstaculizará el crecimiento económico.
Eso lo saben
los grupos empresariales estadounidenses que,
de acuerdo con versiones periodísticas estaban considerando emprender acciones legales para desafiar la autoridad de seguridad nacional que el gobierno de Trump está invocando para promulgar los aranceles.
La moneda está en el aire. Mientras tanto,
en México las inversiones siguen en anuncios rodeados de incertidumbre y la reunión en el zócalo de la Ciudad de México seguía en pie.
Esta nota se redactó el jueves 6 de marzo, después de la llamada de Claudia Sheinbaum con Donald Trump.