El impuesto a las remesas quedó en el olvido, mientras que el TLCAN si terminó, pero solo para dar entrada al TMEC. Además, inició una guerra comercial con China, de la que México se ha beneficiado por la relocalización de empresas y el crecimiento de las exportaciones. De hecho, México es ahora el principal proveedor de importaciones de Estados Unidos.
En su campaña, Trump mencionó varias veces a México. Entre sus propuestas preocupan sobre todo cuatro puntos:
1. La amenaza de imposición de aranceles.
2. La posible deportación masiva de inmigrantes ilegales.
3. La posible incursión en territorio mexicano para combatir a los carteles de la droga.
4. La revisión del TMEC, a la que se ha referido como “renegociación”.
La materialización de cualquiera de estas amenazas, así como fueron dichas en campaña podrían llevar a la economía mexicana a una recesión y posiblemente a una crisis.
¿QUÉ PODRÍA PASAR?
Es poco probable que realice la deportación masiva de inmigrantes ilegales, pero seguro va a endurecer la seguridad en las fronteras. Esto puede afectar al tiempo de cruce de las personas y también del transporte de mercancías. Esto último implicaría mayores costos de las exportaciones mexicanas y mayores tiempos de entrega. Aunque es un riesgo, no sería permanente, pues la industria de Estados Unidos también se vería afectada.
En lo que puede resultar lo anterior, es en la necesidad de nuevas certificaciones o permisos para agilizar los tiempos de cruce, lo que podría aumentar el costo de transporte de la mercancía que va de México a Estados Unidos. Esto puede dificultar temporalmente el crecimiento de las exportaciones, lo que también frenaría el crecimiento de la inversión extranjera directa puesto que no habría necesidad de incrementar la capacidad de planta si las exportaciones no están creciendo.
Por otro lado, si llega a materializar la amenaza de la deportación masiva, se afectaría a las familias en México que reciben remesas de sus familias que viven en Estados Unidos. Se estima que hay 10.7 millones de mexicanos (nacidos en México) viviendo en Estados Unidos, de los cuales el 5.1 millones podría estar de manera ilegal. En este contexto, México ha recibido en los últimos 12 meses alrededor de 63 mil millones de dólares en remesas, lo que ha contribuido con el crecimiento del consumo y del PIB.
Si Trump hace una deportación masiva de inmigrantes ilegales, una buena parte de las remesas se dejarían de recibir y habría una mayor cantidad de personas en el país. Estas personas podrían acceder a los programas sociales del gobierno de México, lo cual implicaría un mayor gasto público y mayor presión sobre las finanzas públicas en un entorno en donde se debe recortar el gasto, en lugar de aumentarlo.
En campaña los políticos le hablan a la gente, por lo que tienden a utilizar frases que los votantes entiendan y que les cause impresión de un posible beneficio. Esto implica que no hablan de lo particular, sino que generalizan. Por lo anterior, es imposible que se cumplan todas las promesas (o amenazas) hechas en campaña.
Viéndolo bajo el cristal de la oportunidad, el aumento en las personas en edad de trabajar en México podría aumentar la población económicamente activa y darle un bono demográfico extraordinario a México. Esto desahogaría parte de los problemas de escasez de personal que sufren algunas entidades federativas. No obstante, es probable que algunas de estas personas, al recibir un sueldo menor al que recibían por su trabajo en Estados Unidos, puedan caer en manos del crimen organizado. Si esto se materializa, la inseguridad pública se incrementaría.
Realmente es baja la probabilidad (de hecho, no se puede ni estimar) que Trump haga una deportación masiva, pero podría utilizarlo como arma para negociar otros puntos que tenga de interés. Trump también mencionó en campaña que los carteles de la droga serían considerados como organizaciones terroristas. Esto puede ser considerado a simple vista como positivo, pues podría ayudar a combatir al crimen organizado en México, pero no necesariamente sería así.
La medida podría implicar que el ejército de Estados Unidos incursione en territorio mexicano, tal como lo ha hecho en otros países como Afganistán. También podría haber cierre de la frontera e incremento en las revisiones en los cruces fronterizos.
Al igual que como se comentó con la deportación masiva, subiría los costos de transporte de las exportaciones mexicanas, lo que limitaría su crecimiento. Además, propiciaría una crisis en las relaciones diplomáticas entre ambos países. Esto sería grave, pues el 44% de la inversión extranjera directa que llega a México es de origen de Estados Unidos.
Trump ha amenazado con imponer aranceles hasta del 100% si no se detiene el flujo migratrio y también se refirió a la revisión del TMEC como renegociación. México es actualmente el principal socio comercial de Estados Unidos. México vende al año a Estados Unidos 490,183 millones de dólares en bienes (2023), mientras que le compra 255,440 millones de dólares. Con esto, Estados Unidos tiene un déficit comercial con México de 234,743 millones de dólares.
México es el principal proveedor de importaciones de bienes de Estados Unidos, pero no es el país con el que tiene el mayor déficit comercial. En 2023, el déficit comercial de Estados Unidos con China fue de 279,107 millones de dólares, a pesar de la guerra comercial. Un punto a destacar es que las cadenas de suministro de México y Estados Unidos están estrechamente entrelazadas. Una política de aranceles generaría presión sobre los costos en la industria manufacturera de Estados Unidos.
Además, si Estados Unidos quiere seguir la guerra comercial con China, necesita de un aliado comercial que le provea lo necesario para su industria. Lo más seguro es que la amenaza de aranceles termine materializándose como arancel a productos chinos exportados desde México o en otras medidas particulares.
Hay que recordar que en campaña los políticos le hablan a la gente, por lo que tienden a utilizar frases que los votantes entiendan y que les cause impresión de un posible beneficio. Esto implica que no hablan de lo particular, sino que generalizan. Por lo anterior, es imposible que se cumplan todas las promesas (o amenazas) hechas en campaña.
Esto no implica que no existe riesgo, sino que es muy, muy poco probable que se materialice la suma de todos los riesgos aquí mencionados. Además, es muy posible que Trump se enfrasque en una guerra comercial más dura con China y en peleas con sus opositores, inclusive dentro de su propio partido. Con esto, el mayor riesgo no es lo nuevo que podría imponer, sino lo que ya está programado: la revisión del TMEC. En este punto, Trump tratará de ser duro y lo peor que podría pasarle a México es terminar con un mal acuerdo.