Los últimos datos económicos en EE. UU. siguen brindando señales de que persisten las presiones inflacionarias y que el mercado laboral todavía se mantiene muy sólido. En este sentido, los miembros de la Reserva Federal mantienen una postura restrictiva y de cautela, señalando en diferentes foros la necesidad de validar que la trayectoria de la inflación se dirige de forma contundente al objetivo de 2.00% para iniciar con los recortes en las tasas de interés.
A detalle, los precios al consumidor de febrero incrementaron 0.4% m/m, en línea con lo esperado. Con esto, la variación anual pasó a 3.2% de 3.1%. Sin embargo, la subyacente resultó arriba de las expectativas en 0.4% m/m (consenso: 0.3%), sorprendiendo al alza por segundo mes consecutivo, aunque el cambio anual bajó ligeramente a 3.8% de 3.9%.
Por su parte, los precios al productor repuntaron a 0.6% m/m, incluso duplicando la cifra que esperaba el consenso (0.3%). Con ello, la métrica anual resultó en 1.6% por arriba tanto del consenso (1.2%) como del dato previo (1.0%). A esto se suma una dinámica de presiones en los energéticos. Los futuros de crudo cotizan en máximos de cuatro meses ante un potencial déficit a lo largo de todo el año derivado de una restricción en el suministro de la OPEP+, un mayor consumo de cara al inicio de la temporada de manejo en EE. UU. durante el verano y una reducción en los inventarios.
Bajo esta coyuntura, la convicción del mercado sobre que el Fed realizaría el primer recorte de 25pb en junio se debilitó de forma importante. Ahora, el mercado asigna a este escenario una probabilidad de 65% mucho menor a las expectativas de inicios de mes donde la probabilidad era de prácticamente 100%. Además, el mercado espera un menor ajuste para 2024 por -75pb desde casi -100pb.
Los precios al productor repuntaron a 0.6% m/m, incluso duplicando la cifra que esperaba el consenso (0.3%). Con ello, la métrica anual resultó en 1.6% por arriba tanto del consenso (1.2%) como del dato previo (1.0%). A esto se suma una dinámica de presiones en los energéticos.
Los activos financieros también incorporaron esta expectativa. Los Treasuries fueron los más sensibles al diluir por completo las ganancias que se habían acumulado en los primeros días del mes, tras una ola de presiones de 20pb en la última semana. Las tasas a 2 y 10 años incrementaron hasta alcanzar niveles muy cercanos a los máximos del año de 4.69% y 4.29%, respectivamente. Esta dinámica se contagió a otras regiones. En México, el balance de los Bonos M durante la primera quincena de marzo fue negativo. La referencia de 10 años, el Bono M Nov’34, subió 10pb a 9.26%.
En el cambiario, el dólar frenó las pérdidas de marzo que llevaron a los índices DXY y BBDXY a mínimos de dos meses. A pesar del reciente fortalecimiento del dólar, las divisas desarrolladas y emergentes mantienen un balance positivo en lo que va del mes. En particular, las divisas de Latinoamérica lideran las ganancias, destacando al sol peruano (+2.8%), peso chileno (2.5%) y el peso mexicano (2.1%). Esta última inició marzo cruzando a la baja el psicológico de 17.00 por dólar. Posteriormente, perforó las resistencias de 16.80 y 16.70 hasta alcanzar su mejor nivel en los últimos ocho meses de 16.65 por dólar.
Como he mencionado en otras ediciones, el peso mexicano se mantiene respaldado por su atractivo
carry y sólidos fundamentales macroeconómicos, incluso a pesar del inicio de la flexibilización monetaria por parte de Banxico. En Banorte esperamos que el primer recorte a la tasa de referencia suceda en la reunión del 21 de marzo, pasando a 11.00% desde 11.25%, con un nivel al cierre de año de 9.75% (-150pb).