En mayo, el sentimiento de aversión al riesgo predominó en los mercados ante la posibilidad de que el gobierno norteamericano incumpliera con sus obligaciones. En este sentido, la atención estuvo en las lentas negociaciones entre la Casa Blanca y los Republicanos para elevar el techo de endeudamiento.
Las preocupaciones de un posible default se agudizaron después de que la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, señalará que el gobierno podría quedarse sin efectivo a partir del 1 de junio (posteriormente se extendió al 5 de junio) a medida que el saldo de la cuenta general del Tesoro disminuía vertiginosamente a mínimos no vistos desde septiembre de 2017. Al 31 de mayo, la cuenta pasó a US$ 48 mil millones desde US$ 316 mil millones al cierre de abril y US$ 386 mil millones de dólares al inicio de año.
Ante el impasse del acuerdo, el CDS de 1 año de Estados Unidos repuntó a máximos históricos de 177 puntos a inicios de mayo, reflejando un alto riesgo de incumplimiento incluso significativamente mayor respecto a las economías emergentes contrario al desempeño histórico. En particular, los CDS del mismo plazo de México, Brasil y Chile se ubicaban alrededor de 150 puntos por debajo de Estados Unidos. En este mismo sentido, los inversionistas demandaron mayores rendimientos, encareciendo el costo de financiamiento.
Los rendimientos de los T-Bills con vencimiento en los primeros días de junio repuntaron 170pb a niveles cercanos de 7.0%. Sin embargo, regresó el optimismo a los mercados acompañado de mayor apetito por activos de riesgo en los últimos días de mayo, ya que la Cámara de Representantes en Estados Unidos aprobó la suspensión del límite de deuda hasta 2025 para evitar un default. Al momento del cierre de esta edición (1 de junio) aún falta que sea aprobado por el Senado. En este contexto, el CDS de 1 año de EE. UU. se comprimió a 55 puntos, aunque se mantiene ~20 puntos por arriba de las economías emergentes señaladas anteriormente, y los rendimientos de los T-Bills se redujeron a ~5.15%.
En el balance mensual, el dólar se fortaleció y la mayoría de las divisas desarrolladas y emergentes acumularon pérdidas. El peso mexicano fue de las pocas que cerró en terreno positivo en 17.69 por dólar (+1.8%), hilando cinco meses de ganancias. En tanto, las bolsas registraron pérdidas generalizadas principalmente en Europa y las únicas positivas en América fueron el S&P500 (+0.25%) y el Nasdaq (+5.8%). En el mercado de renta fija, los Treasuries perdieron 30pb, en promedio, con los de menor plazo siendo los más sensibles (+45pb). En tanto, los bonos locales mantuvieron un desempeño defensivo por lo que la prima de riesgo pasó a 514pb desde 535pb un mes atrás. En particular, los Bonos M de mediano plazo perdieron 8pb, mientras que los de muy corto plazo y los de mayor duración ganaron 6pb.
En junio, a pesar de los avances sobre la deuda en EE. UU., el mercado seguirá de cerca las acciones del gobierno para incrementar la cuenta del Tesoro y hacer frente a sus obligaciones. Por ende, podríamos ver una amplia oferta de activos del Tesoro lo que elevaría nuevamente las tasas de corto plazo con implicaciones en los niveles de liquidez.
En paralelo, los bonos mexicanos sucumbirían ante la elevada correlación con sus pares norteamericanos. Adicionalmente, los inversionistas volcarán su atención en el frente monetario ante señales de varios miembros del Fed de tasas de interés más altas a pesar de una posible pausa en la reunión de junio.