Lo que contribuyó al mejor desempeño fue: 1) un fuerte crecimiento en inversión fija, particularmente en la construcción no residencial impulsada por el gasto en obras públicas, así como la inversión privada motivada por las expectativas de los beneficios que el nearshoring tendrá en México; y 2) el crecimiento del consumo, impulsado por la disminución de la tasa de desempleo, las transferencias del gobierno, el otorgamiento de crédito, la desaceleración de la inflación y la apreciación del peso. Las exportaciones también sumaron al crecimiento económico, pero muy poco, pues crecieron apenas 2.64% en el año, como consecuencia de la apreciación del peso y la desaceleración de la actividad industrial en Estados Unidos.
Pero, a pesar del buen crecimiento de 2023 hay varios puntos a considerar:
Primero. Sin las grandes obras de infraestructura de esta administración, el crecimiento del PIB en 2023 hubiera sido cercano al 1%, en lugar del 3.1% observado.
Segundo. Con el crecimiento del PIB de los primeros cinco años del sexenio actual, así como un crecimiento estimado de 2.5% para el año en curso, la economía de México estaría finalizando el sexenio con un crecimiento anual promedio de apenas 0.96% respecto al nivel de PIB con el que finalizó el sexenio anterior (cuarto trimestre del 2018). Si se materializa el crecimiento estimado para 2024, la economía mostraría el peor desempeño desde el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988), cuando el PIB creció a una tasa anual promedio de 0.51%.
Tercero. Al cierre de 2023 el PIB por habitante aún se ubica 1.63% por debajo del observado en 2018, por lo que el alto crecimiento de 2023, todavía puede ser considerado un efecto rebote de la caída ocasionada por la pandemia en 2020.
Cuarto. Poniendo el crecimiento económico en el contexto global de la recuperación de la pandemia de Covid-19, se observa que la expansión de México ha sido lenta a comparación de lo observado en otros países. Aunque al cierre del tercer trimestre de 2023 el PIB de México ya se ubicaba 4.44% por encima del nivel de PIB del 2019 (previo a la pandemia), en la lista de las 45 economías más grandes del mundo, México ocupa el lugar 31, en términos de crecimiento del PIB post pandemia.
En el cuarto trimestre de 2023, el PIB de México registró un crecimiento de 0.10% respecto al trimestre anterior, ubicándose por debajo de las expectativas del mercado y confirmando una fuerte desaceleración de la actividad económica durante los últimos tres meses de 2023. Esta tasa de crecimiento trimestral es la menor desde el tercer trimestre de 2021, cuando se observó una fuerte caída en las actividades terciarias por las restricciones a la subcontratación de personal.
En comparación con el mismo trimestre del año anterior, el PIB mostró un crecimiento anual de 2.4% en el cuarto trimestre, marcando la menor tasa de crecimiento desde el cuarto trimestre de 2021. Con esto, se estima que la economía mexicana podría seguir desacelerándose y observar un crecimiento de 2.5% en 2024.
Sin embargo, el problema podría venir en 2025, con un bajo crecimiento económico alrededor de 0.8%, resultado de falta de espacio fiscal para nuevas grandes obras de infraestructura del sector público.
Además de lo mencionado, destacan otros factores de riesgo para el crecimiento económico de México, particularmente:
1. El alto déficit presupuestario para 2024, presionando al alza a la inflación y motivando que la tasa de interés se mantenga en niveles restrictivos por más tiempo.
2. El panel de solución de controversias en el marco del T-MEC sobre la disputa respecto al uso de maíz transgénico, que podría fallar en contra de México y resultar en sanciones comerciales.
3. La posibilidad de que la otra disputa comercial en contra de México, la de materia energética, también se lleve a fase de panel.
4. La incertidumbre provocada por las elecciones presidenciales y de Congresos, tanto en México como en Estados Unidos, que suele ocasionar mayor volatilidad en el tipo de cambio y freno en proyectos de inversión.
5. La incertidumbre respecto a la política económica interna y posible deterioro de la gobernabilidad, especialmente bajo el contexto de una nueva administración y Congreso.
6. La posibilidad de que la falta de infraestructura en la distribución y transmisión de energía eléctrica y disponibilidad de agua frenen el crecimiento de la inversión fija.
7. La posibilidad de que la economía de Estados Unidos se desacelere más de lo esperado o que caiga en recesión, lo cual se vería reflejado en las exportaciones, remesas e inversión extranjera directa que llega a México.
8. La posibilidad de imposición de estímulos en Estados Unidos para que las empresas regresen las fábricas a ese país, lo que quitaría a México, en parte, la oportunidad del nearshoring.