En comparativa internacional entre 35 países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México se encuentra en el último lugar de productividad laboral, dado que ha acumulado un descenso del 6.3%
entre 2015 y 2023. De hecho, es importante mencionar que, entre los miembros de esta organización solo
México y Luxemburgo muestran una reducción en la productividad laboral en dicho periodo.
EN NÚMEROS
En el sentido de evolución,
entre 2005-2023 la productividad laboral del país ha mostrado dos caídas pronunciadas. La primera fue en los años 2008 y 2009 por los efectos de la crisis financiera mundial, dado que, en las recesiones, el ingreso tiende a caer más que el empleo, debido a que los empresarios prefieren mantener a sus empleados con habilidades especializadas para no incurrir en costos de capacitación cuando la economía mejore. Esta caída se superó hasta 2014.
La segunda se dio a partir de 2018 y se intensificó por la pandemia de Covid 19, observando el nivel más bajo en 2022. De tal forma que
en 2023, tomando como punto de referencia 2015, la productividad laboral quedó 6.0% debajo de ese año.
Según la teoría económica, el capital humano (educación y salud), el capital privado (nacional y extranjero), el capital público y la eficiencia o tecnología con la que se produce son factores que influyen en la productividad laboral e impactan significativamente en el desarrollo económico de los países. Por ello,
cuando la inversión en estos elementos es insuficiente, la productividad y el crecimiento tienden a inhibirse.
ENTRES POSITIVOS Y NEGATIVOS
Desde hace más de una década el estancamiento de la productividad total de los factores (PTF) del país ha estado en la mesa de discusión en materia de política económica. La PTF está vinculada a la eficiencia con la que se utilizan el trabajo y el capital para producir en el país y, generalmente, se considera que es determinada positivamente por el avance tecnológico y negativamente por políticas que provocan una mala asignación de los recursos.
En el Plan Nacional de Desarrollo 2013-2018, se planteaban reformas estructurales en diversos sectores de la economía con el objetivo de revertir una tasa de decrecimiento promedio anual de 0.7% de la PTF que se había observado de 1983 a 2013. Datos más recientes indican que, de 1991 a 2023, la PTF ha decrecido a una tasa promedio anual de 0.5%.
Uno de los factores que ha condicionado el comportamiento de la PTF en el tiempo es la escasa inversión en ciencia y tecnología. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), el gasto gubernamental en investigación y desarrollo en 2021 en México fue de solo 0.3% del PIB, cifra solo por encima de países como Armenia (0.2%), Kazajistán (0.1%), Mongolia (0.1%) y Perú (0.1%). En contraste, se encuentra muy lejos del gasto ejercido por el mundo como un todo (2.6%) y de países como Corea (4.9%) y Estados Unidos (3.5%), este último conocido como la nación que define la frontera tecnológica en el mundo.
Otra posible razón por la que la PTF del país ha evolucionado de manera negativa
es el alto nivel de informalidad que impera en el país. En las últimas décadas, en promedio, alrededor del 60% del personal ocupado en México labora en el sector informal caracterizado por ser menos productivo y eficiente que el formal.