Por una cultura de independencia económica de las mujeres

¿Qué queremos las mujeres? Pedimos ser iguales, pero ¿realmente queremos ser totalmente independientes económicamente desde que somos niñas? Tabúes e idiosincrasia son dos elementos que debemos desterrar para que por convicción formemos parte de una nueva cultura enfocada en una posición igualitaria con sus derechos y obligaciones en lo emocional, social y económico.
Por Gabriela Gutiérrez Mora
Las estadísticas demuestran que hay una diferencia en cuanto al salario de un hombre y una mujer en una posición similar. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), desde 2017 y hasta antes del inicio de la pandemia por covid-19, la brecha salarial promedio fue del 15%. Es decir, por cada 100 pesos que ganaban los hombres mensualmente, las mujeres percibían solo 85 pesos. Esto no es nuevo, se remonta al 8 de marzo de 1875 en Estados Unidos.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), cientos de trabajadoras textiles conocidas como garment workers de una fábrica en Nueva York se manifestaron en busca de la igualdad salarial respecto a los hombres, además de una mejora en sus condiciones laborales. En esta manifestación 120 trabajadoras fueron asesinadas a manos de la policía, situación que dos años después fue fundamental para crear el primer sindicato femenino de la historia.

Después, en 1908, cerca de 15 mil mujeres trabajadoras salieron a las calles de Nueva York bajo el lema de “Pan y Rosas”, manifestándose contra las jornadas interminables, las condiciones inhumanas y los penosos salarios. Tres años después llegaría el suceso que marcaría definitivamente el movimiento feminista: el 25 de marzo de 1911 sucedió el desastre industrial con más víctimas mortales de la ciudad de Nueva York (catalogado así por la Organización Internacional del Trabajo). 146 mujeres murieron en un incendio en la fábrica textil Triangle Shirtwaist a causa de derrumbes, quemaduras e intoxicación por humo.

Las muertes se dieron debido a que los propietarios de la fábrica sellaron las salidas del edificio. Estas muertes no fueron en vano, provocaron importantes cambios en la legislación laboral, además del nacimiento del Sindicato Internacional de Mujeres Trabajadoras Textiles.

En la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas de Copenhague en 1920, Clara Zetkin lanzó la propuesta, aprobada por unanimidad, de conmemorar el Día Internacional de la Mujer en el mes de marzo con el objetivo de lograr el voto para la mujer. Pero fue 55 años después cuando la ONU hizo oficial el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer, día que tiene que ver con el trabajo, el ingreso desigual y la independencia económica.

CAMBIO DE PARADIGMA
Después de casi 150 años, poco a poco las mujeres hemos ido ganando terreno en el campo laboral, escalando posiciones hasta que actualmente representamos el 40% de la fuerza de trabajo, por lo menos en México; esto no significa que esté asumido el hecho de que las mujeres queramos ser el principal proveedor de nuestros hogares y ser “jefes” de familia sin dependencia emocional del sexo opuesto.

Nuestra participación laboral es un avance porque, aún en esta época, muchas mujeres están atadas a la idea de conseguir una pareja que provea económicamente de una vida mejor; “que nos saque de trabajar”, incluso si se cuenta con un trabajo estable. ¿Por qué sucede esto? ¿Por qué pensar que el desempeño está en la casa, con los hijos, realizando otras actividades que no incluyen tomar decisiones empresariales, emprender negocios, ser líderes, ganar dinero?

Las respuestas están en nuestra cultura. Muchas mujeres no desean trabajar porque piensan que es “obligación” del hombre mantenerlas, porque si sucede una desavenencia conyugal, se puede sobreponer el dinero por encima de la parte emocional. Incluso soportar diferentes eventos como infidelidad o maltrato sobre el dinero o la comodidad de una vida, situación que tiene dos polos: es socialmente aceptado o juzgado.

Cuando una mujer decide no sobreponer las situaciones emocionales sobre los ingresos y sale a trabajar se convierte en la “mamá luchona” que, en la mayoría de los casos, no incluyó en sus planes estudiar, trabajar, buscar sustento o emprender. ¿Por qué no lo hacemos desde el principio? ¿Por qué no pensamos en esta igualdad desde que somos niñas? Es posible que sea por herencia cultural: no vimos el ejemplo en nuestra familia, o tal vez porque en la parte educativa solamente se transmitió el mensaje de que la mujer que quiere estudiar, trabajar o emprender no está realizándose en su esencia: ser madre. Nada más erróneo porque trabajar y lograr la independencia económica (o marcar el camino para lograrla) es un complemento importante.

SER EJEMPLO
¿Qué tenemos que hacer para cambiar los paradigmas? La respuesta es sencilla y a la vez compleja porque implica un cambio desde adentro; no necesitamos esperar a que haya un problema para tener que trabajar; debemos entender que la independencia económica nos da la libertad de decidir qué hacer, dónde estar y nos abre posibilidades para escoger forma de vida, pareja, incluso pagar por cosas para enfocarnos en nuestro crecimiento.

Entrar en el mundo laboral, crecer, aprender, ser líder o emprender es difícil, exige tiempo, tomar riesgos, además de entrega y trabajo constante, y eso es para cualquier persona, sin distinción de sexo, color, religión. Entonces, ¿por qué pensamos que por ser mujeres somos diferentes en este sentido?

Para cambiar el paradigma un gran comienzo es la motivación emocional, social y laboral. El IMEF ha realizado un acuerdo para promover la cultura de independencia económica a través del ejemplo de sus asociadas, financieras, cabezas de equipos de alto rendimiento, así como de líderes de sus comunidades en diferentes ámbitos y tareas empresariales.

El acuerdo incluye varios puntos que motivan a poner bajo el reflector a las mujeres exitosas e independientes económicamente para que puedan ser ejemplo de que es posible erradicar la dependencia económica con la premisa de que la independencia monetaria nos da el poder de decidir. Empecemos por dar ejemplo en nuestros círculos.
Directora Zonal Banco Mifel
gabriela.gutierrez@mifel.com.mx

Suscríbete a IMEF News

Análisis y opinión de expertos en economía, finanzas y negocios para los tomadores de decisiones.

Te puede interesar

IMEF incrementa estimación de PIB y reduce estimación de tasa de política monetaria

En México, el ritmo de actividad económica ha sido mejor de lo esperado y las perspectivas de crecimiento del PIB han mejorado, pero siguen siendo bajas.

Claves sobre las cookies y el marketing digital

El cuidado de los datos personales es una de las preocupaciones más importantes en internet; las empresas deben comprender su importancia a través del uso correcto de las cookies.

Se retrasan las expectativas de recortes en EE. UU. tras cifras de inflación

La sorpresa al alza en la inflación de EE. UU. en conjunto con un tono más restrictivo en las últimas minutas de la Reserva Federal provocaron que los participantes del mercado diluyeran en gran medida sus apuestas sobre el inicio de recortes y detonó una mayor volatilidad.

La agenda económica de México, ¿cómo vamos?

Conoce los datos más relevantes para evaluar el estado de la economía del país con la información que se presentará del 18 al 22 de noviembre.

Biden firma ley para reducir la inflación; ‘es una de las más importantes de la historia’, afirma

El presidente Joe Biden aseguró que esta ley buscará garantizar ‘la equidad’ entre los estadounidenses, tras la crisis económica por la pandemia de Covid y la guerra en Ucrania.

«Es la economía, estúpido»

En la campaña electoral de Bill Clinton en 1992, su estratega James Carville, señaló que la campaña debía enfocarse sobre temas muy vinculados con la vida cotidiana de los ciudadanos y sus necesidades más inmediatas. Carville diseñó tres mensajes simples que resultaron decisivos para modificar la correlación de fuerzas y derrotar a Bush, contra todo pronóstico, uno de ellos es "Es la economía, estúpido".

La discriminación en cifras

Recientemente el INEGI dio a conocer por segunda ocasión la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022 (ENADIS, la primera fue en 2017). Contiene una riqueza enorme de información que debe servirnos para una mayor conciencia sobre el tema y para diseñar políticas públicas encaminadas a corregir los efectos estructurales de la discriminación sobre el ámbito laboral, educativo, de salud y de criminalidad.