Pobreza y desigualdad un país que avanza a distintos ritmos

En el siglo XXI México sigue siendo un país de contrastes. Se ha promovido el crecimiento; sin embargo, el desarrollo ha avanzado a distintas velocidades, por lo tanto, para tener un futuro mucho más próspero, más igualitario y justo los esfuerzos se deben enfocar en cinco grandes rubros que se presentan en este artículo que forma parte de la Visión IMEF 2024-20230.
Por Sofia Ramírez Aguilar
El desarrollo que México ha experimentado desde los años 80 del siglo XX ha estado impulsado por la apertura comercial y la creación de instituciones económicas, sociales y democráticas. Ello ha promovido el crecimiento, aunque insuficiente, y había habilitado el incremento en el bienestar generalizado de la población, al menos hasta 2018.

Sin embargo, este desarrollo ha avanzado a velocidades diferenciadas. Las mayores disminuciones en la pobreza por ingresos se han dado en el sureste, pasando de 78% a 67% de la población en Chiapas, de 68 a 60% en Guerrero y de 64% a 58% en Oaxaca. Estas disminuciones no se aprecian, sin embargo, en las carencias sociales, en particular en salud.

Sólo en Chiapas, el porcentaje de personas que no tiene acceso a servicios de salud se cuatriplicó, pasando del 15% al 66% de la población, entre 2016 y 2022, mientras que su rezago educativo se mantuvo estancado alrededor del 30% de su población durante el mismo periodo. Dos terceras partes de su población viven sin acceso a servicios de salud y cerca de un tercio presenta rezago educativo. Incrementos similares se registraron en Guerrero y Oaxaca, donde las carencias por falta de acceso a servicios de salud se quintuplicaron y cuatriplicaron, respectivamente.

En el norte y occidente se observan menores tasas de informalidad laboral a las del promedio nacional, pero con mayores brechas en la participación laboral por sexo, con una baja tasa de mujeres en edad de trabajar haciéndolo en empleos remunerados. Además, algunos estados prósperos en su conjunto como Chihuahua, Coahuila y Durango presentan problemas asociados a la alta incidencia de embarazo en tasas similares a estados de menores ingresos por habitante en el sureste y centro del país, como Guerrero, Tabasco, Oaxaca, Chiapas, Veracruz, Tlaxcala y Puebla.

El embarazo adolescente está relacionado con la interrupción de la educación de millones de niñas y, por tanto, en México aún representa el riesgo de menores ingresos de por vida.

Las brechas por sexo son un problema compartido en muchas regiones, pero sorprende que en algunos rubros sean incluso mayores entre los estados más prósperos: donde la pobreza laboral es hasta 31% más frecuente entre mujeres que entre hombres.

A pesar de la disminución progresiva de la desigualdad por ingresos desde 2018, en México subsiste la desigualdad por ingresos y la desigualdad fiscal. En primer término, el 10% de los hogares más ricos sigue percibiendo más del 50% del ingreso corriente total en el país, mientras que el 40% más pobre no logra ingresar más del 10% de dicho ingreso.

En segundo término, no existe un efecto redistributivo de la política fiscal, puesto que la desigualdad de ingresos, antes y después de impuestos, es prácticamente la misma. Además, hay un diferencial considerable entre la tasa impositiva nominal y la tasa efectivamente cobrada, con tasas nominales del 30 y 35% en el Impuesto Sobre la Renta en personas morales y físicas, respectivamente. Una recaudación menor a 16 puntos del PIB en México confirma que existe un amplio margen para la optimización fiscal.

En tercer término, por el lado del gasto, el enfoque universal de los programas sociales ha ido focalizando los recursos de la política social en los deciles de mayores ingresos, tanto en monto como en cobertura, desproveyendo a los hogares de menores ingresos de las transferencias gubernamentales.

Los factores de interseccionalidad que confluyen hacen que la solución a los rezagos sea más compleja y las causas de las brechas menos evidentes. Las características como el color de piel, el sexo de las personas y su lugar de nacimiento determinan en gran medida la falta de oportunidades educativas y laborales en un país donde el nivel educativo tiene gran impacto en los ingresos presentes y futuros de las personas. De esa forma, queda determinado el ingreso laboral de las personas y las oportunidades que con sus ingresos podrán ofrecer a sus familias.

PROPUESTAS
A pesar de los retos que enfrenta una sociedad que evoluciona a distintas velocidades, México puede tener un futuro mucho más próspero, más igualitario y justo, si logra enfocar sus esfuerzos en cinco grandes rubros:

1. Crecimiento sostenido e incluyente con énfasis en la inversión y la construcción de capacidades para que economías locales y regionales tengan mayor grado de complejidad económica; es decir, que produzcan bienes y servicios especializados de forma eficiente y en escala suficiente. Esto abarca desde los productores de camarones en Sinaloa hasta los de café en Chiapas. Se necesita invertir en crear valor agregado, ofrecer mecanismos de acceso a mercados más sofisticados y con ello incrementar el retorno de ganancia por el procesamiento y comercialización, y no sólo por su producción.

Para lograr la complejidad económica y promover el dinamismo, el país necesita invertir en infraestructura, capital humano y certeza jurídica. En el contexto de integración comercial de América del Norte, la reubicación de las cadenas de suministro de gran valor agregado es una fuente muy importante de inversión y desarrollo, por lo que uno de los principales activos de México es el acuerdo comercial vigente.

2. Progreso social. La prosperidad debe ser para todos, empezando por los grupos más rezagados en las regiones donde habitan personas con carencias específicas. El progreso social sólo se consigue cuando mejora el acceso a los servicios necesarios para tener un buen nivel de vida. Ese progreso social está directamente vinculado con el valor agregado de la producción por habitante.
Este artículo forma parte de la Visión IMEF 2024-2030 que parte de dos preguntas: ¿Qué queremos? ¿Un futuro en el que la desigualdad aumente o un futuro en el que México sea un país con equidad y sostenibilidad que dé respuesta a todos y cada uno de los mexicanos dese la posición o nivel en el que se encuentren?
Nuestro deber es contribuir con ideas y propuestas para afrontar los retos actuales y los que se sumarán derivados de las coyunturas. En el presente debemos atender los conductores que reducen la desigualdad (educación, salud, inversión y Estado de Derecho) para construir un país próspero para todos.

Si bien el incremento al ingreso laboral es necesario y deseable para tener libertad económica, el progreso social garantiza una mejor calidad de vida en el largo plazo y de manera intergeneracional. El progreso social se sustenta en el acceso a los servicios públicos de calidad, como la educación y la salud que desde 2018 se han venido deteriorando. Pero también hay otros factores que habilitan el progreso social, como la seguridad pública, el acceso al agua, al saneamiento y a la información, contar con títulos de propiedad, un entorno libre de corrupción y oportunidades de desarrollo individual.

La mayor prosperidad se logra por medio de la articulación de las políticas públicas en los rubros de economía, comercio, empleo, seguridad social, educación y salud públicas.

3. Aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral remunerado y reducir la informalidad laboral. La informalidad conlleva baja productividad, pues subsiste con frecuencia dentro de unidades económicas muy pequeñas, sin acceso al sistema financiero y nula capacitación. El empleo informal es, en promedio, un trabajo de gran inestabilidad y bajos ingresos, puesto que recibe la mitad de la paga que un empleo formal.

Las mujeres se emplean con mayor frecuencia en trabajos informales, debido al uso que dan a su tiempo, dedicando más del doble de horas que los hombres a actividades como crianza, preparación de alimentos o limpieza. De esa manera, los trabajos remunerados que desempeñan las mujeres tienden a tener condiciones de flexibilidad, pero amplían la brecha salarial por sexo.

Dado que el trabajo es la mayor fuente de ingresos para las familias (entre 6 y 7 pesos por cada 10 pesos de ingresos), es muy importante promover la formalidad laboral y ofrecer condiciones para una mayor participación de las mujeres en el mercado laboral remunerado. De esa manera, el ingreso laboral podría ser considerablemente mayor en relativamente poco tiempo, debido a la suma de mejores salarios y más prestaciones sociales vinculadas al empleo.

En este contexto, una condición para el incremento en los ingresos de las familias es contar con un sistema nacional de cuidados financiado desde el Estado que permita mantener a más mujeres jóvenes estudiando y ofrecer facilidades para que más mujeres puedan ingresar al mercado laboral remunerado con empleos de calidad.

4. Respeto al Estado de derecho. Se debe otorgar confianza a inversionistas y a socios comerciales, promover la actividad económica formal e incrementar la productividad. La garantía del Estado de Derecho abarca, al menos, cuatro aspectos.

Primero, debe tener capacidades como regulador de los mercados que no son competitivos, incluyendo ámbitos como la generación de energía, las telecomunicaciones y los servicios financieros. Segundo, debe ofrecer supervisión en la provisión de servicios de salud y educación, tanto públicos como privados, para garantizar calidad.

Tercero, debe ser garantía de que los contratos, tratados y concesiones se cumplan en los términos pactados. En caso de disputa, deben respetarse los canales legalmente constituidos para dirimirlos. Cuarto, debe ofrecer una estrategia de seguridad pública eficaz. Siendo un país en el que 95% de las unidades económicas son MiPymes, muchos negocios optan por minimizar los riesgos de la extorsión permaneciendo pequeños, informales o en una combinación de ambas.

El Estado necesita contar con capacidad de gasto, respaldada en ingresos presupuestales y en finanzas públicas sanas y sostenibles. El financiamiento del gasto corriente con deuda y no con ingresos presupuestarios conlleva riesgos de solvencia en el mediano plazo, compromete la calidad de la deuda e incluso riesgos para el orden constitucional.

5. Hacer una reforma fiscal progresiva y redistributiva para el buen funcionamiento del Estado. En México subsiste una muy baja recaudación debido a la alta informalidad económica y laboral que prevalece en el país. Esta informalidad se traduce, en términos fiscales, en una reducida base gravable. Además, la tasa efectiva que se recauda de los contribuyentes es frecuentemente menor a la tasa legalmente establecida, lo cual presupone la existencia de un margen para la optimización fiscal.

Las presiones de gasto que enfrenta México demandan una revisión de las prioridades de gasto en términos de justicia intergeneracional, y para minimizar endeudamiento promover el enfoque de género y la política medioambiental.

Finalmente, toda reforma fiscal debe revisar primero las prioridades de gasto para una mejor redistribución del ingreso; en México ni el gasto público ni la recaudación disminuyen las desigualdades registradas antes de impuestos, con lo cual la labor redistributiva del Estado fracasa.

UN RETO QUE NO SE PUEDE POSTERGAR
La prosperidad significa elevar el nivel de vida de las familias y comunidades, no sólo acabar con la pobreza. Disminuir la desigualdad es un reto del Estado que debe atenderse por medio de mayor calidad del empleo, el incremento sostenido de los ingresos laborales de las familias por medio de la especialización y la creación de valor, la política fiscal —tanto desde el ingreso como desde el gasto—, así como la inclusión financiera temprana para garantizar la independencia económica a lo largo de la vida.
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En el marco de la Convención Nacional IMEF se presentó la Ponencia IMEF 2023: Visión IMEF 2024-2030, un documento que presenta una serie de propuestas enmarcadas en 15 áreas temáticas, elaborado por expertos de diversas materias con el objetivo de contribuir a identificar, estudiar, analizar y, sobre todo, proponer desde un análisis técnico, soluciones viables a problemáticas específicas del país, todo ello en un momento coyuntural como es la antesala del proceso electoral 2024 por el cual se elegirán al próximo Presidente de la República y 20 mil cargos públicos.

Puede consultar las más de 90 propuestas en las 15 áreas temáticas del documento en: Visión IMEF 2024-2030
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