Si la inflación no desciende con la rapidez prevista, la política monetaria tendrá que seguir restringiéndose, con tasas de interés más elevadas por más tiempo en detrimento de las perspectivas de crecimiento económico. Por lo pronto, los resultados recientes de los diferentes indicadores de inflación en este país han resultado favorables, lo que ha permitido a los mercados financieros comenzar a formar expectativas de una política monetaria menos dura a la que se temía, es decir, que el ciclo de alza en las tasas de interés podría estar cerca de concluir.
Las perspectivas para la actividad económica de Estados Unidos (EE. UU.), que son fundamentales para el desempeño de nuestra economía en México, presentan un panorama menos halagüeño. Si bien en los últimos días el Fondo Monetario Internacional revisó al alza, de manera generalizada, sus proyecciones de crecimiento –incluidos aquellos para la economía estadounidense–, para 2023 se continúa anticipando un crecimiento del PIB bastante menor al alcanzado en 2022, de 2.0% a 1.4% de acuerdo con dicho Instituto.
Especialmente preocupante resulta la debilidad mostrada por la inversión fija bruta en los últimos trimestres, especialmente en su componente residencial, que se contrajo 26.7% real anualizado en el cuarto trimestre. Un factor que reaparece en el panorama, con el potencial de empujar a la economía de EE. UU. hacia una recesión más marcada, es el techo de endeudamiento del gobierno federal que, de acuerdo con lo expresado por la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, tendrá que elevarse antes de junio para evitar un incumplimiento de pagos.
La división entre demócratas y republicanos en el Congreso, con el control republicano de la cámara de representantes, hace probable la realización de recortes importantes al gasto público como condición para aprobar el incremento al endeudamiento, con su consecuente impacto negativo sobre la actividad económica. En México, el año comienza con gran intensidad en el entorno político y con señales preocupantes en algunos indicadores.
Si bien datos preliminares publicados por el INEGI apuntan a un crecimiento del PIB en 2022 de 3%, por arriba de lo estimado hace tan solo unos meses, el Indicador Global de la Actividad Económica presentó en noviembre una caída importante de 0.5% que, aunado a la marcada debilidad en la inversión productiva en el país, es presagio de una mayor debilidad en la economía durante el 2023.
Por otro lado, la inflación comienza con malas noticias el año, ya que, tanto en el índice general como en el subyacente, el resultado de la primera quincena de enero fue superior a lo esperado, y a tasas anuales se siguen observando niveles elevados, de 7.94% y 8.45%, respectivamente. Si la inflación no retoma su tendencia descendente con mayor rapidez, la necesidad de una política monetaria más restrictiva podría cobrar fuerza.
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