Conforme a los estudios del doctor Ricardo Castañón, la palabra que hiere deja huellas difíciles de borrar, generalmente pronunciadas al discutir porque estimulan y generan agresividad. Por ello es necesario estar alerta para responder con sentido y significado y, si no es posible, es mejor callar. Pero ante el grave problema de la informalidad laboral no es posible callar, se requiere actuar.
Utilizar las zonas del cerebro del razonamiento y la reflexión ayudan al pensamiento complejo y a tomar consciencia y eso es lo que debemos hacer ante la economía informal que al primer trimestre de 2023 abarcaba a 32.2 millones de mexicanos, es decir el 55% de la Población Económicamente Activa (PEA), según el INEGI.
El doctor Castañón ha denominado
eufonía a la forma adecuada de responder ante las agresiones. Tener en cuenta este concepto nos puede ayudar a evitar el temor de intentar resolver el grave problema de la informalidad laboral que requiere consolidar los servicios que no están destinados a tener una utilidad económica. Philip Kotler en su libro
Mercadeo para organizaciones sin fines de lucro, explica claramente cómo: a través del intercambio, porque el intercambio es la clave.
Hacerse de los servicios o bienes que uno necesita puede lograrse por autoconsumo, robo, a la fuerza, solicitando caridad o por el intercambio. Este último requiere dos condiciones: la existencia de dos participantes y que cada uno tenga algo qué ofrecer a la otra parte. Para ello es importante entender el valor de las cosas.
PROPUESTA CONTRA LA INFORMALIDAD Y EL MIEDO AL CAMBIO
En la figura 1 presento una visión inicial de los públicos involucrados en la formalización del empleo. Hay quienes sugieren que sería necesario un nuevo Pacto Social para conseguir la participación de toda nuestra gente, en el caso de México, para dar sentido a un cambio de tal magnitud que, por desconocer la vía para lograrlo, genera temor de no conseguirlo y estropea el sistema de Seguridad Social existente.
Tomemos como ejemplo la propuesta “El México del 2012, Reformas a la Hacienda Pública y al Sistema de Protección Social”. En ella se plantea que, ante la imposibilidad de elevar el ISR a porcentajes diferentes de los países con los que competimos para captar inversiones que generen empleo e ingresos por divisas para mejorar la condición económica, la carga fiscal para financiar un sistema de Seguridad Social Universal requiere otro enfoque.
Entre 37 expertos (17 de protección social y 20 de hacienda pública) y el apoyo de 11 investigadores se propuso financiar la incorporación de toda la PEA a un sistema público de Seguridad Social Universal financiada con IVA e ISR a la tasa actual sin regímenes de excepción, pero sí con apoyos para quienes se vieran afectados significativamente en su poder adquisitivo.
Ese nuevo Pacto Social debería contener una razón lógica de intercambio aceptable para cada uno de los públicos involucrados, superando razones instintivas de respuesta inmediata a los temores de cada grupo, con razones complejas que les implican, es decir, razones que dan lugar a la lógica del intercambio que se espera de la autoridad con la que investimos al gobierno.
Usando como guía la figura 1, en orden de las horas marcadas por las manecillas del reloj, encontramos a la una a las empresas, siendo entidades con registros público, fiscal, ante el IMSS y el INFONAVIT que pagan las categorías de seguro que marca la ley para proteger a sus trabajadores y generarles ahorro para el retiro y vivienda.
Para las empresas surge el temor de facilitar la entrada de más empresas competidoras si resulta menor la carga del costo de la Seguridad Social. No sólo eso, también el que no reciba el IMSS las partidas presupuestales equivalentes para fondear esos servicios y la aportación al ahorro. Sin embargo, obtendrían las empresas más productividad por un ahorro en carga fiscal que les daría oportunidad de aportar cantidades adicionales a fondos para pensiones y para reinvertir.
A los contadores y actuarios, particularmente los especializados en vigilar que sus clientes cumplan con el pago de las cuotas del Seguro Social, les surgiría la duda en caso de simplificarse el pago de la Seguridad Social de sus clientes, sobre su continuidad de negocio. Ese desconocimiento genera temor que sólo sería compensado si vieran la oportunidad de intercambio por otro tipo de servicios como vigilar que el saldo del ahorro en la Afore de los trabajadores de sus clientes sea suficiente para que obtengan un buen nivel de reemplazo o propongan el aseguramiento en otros ramos que aún hace falta extender.
La palabra “partido” no ayuda para denominar a representantes legisladores, pero existen. El temor de conjuntarse en un nuevo pacto social, donde la planeación e implementación de programas estructurales y de infraestructura sólidos de largo plazo, pone en riesgo las plazas de trabajo logradas con votaciones de personas informales que desean mantener el
statu quo, de quienes les han agenciado el no estar afiliados al IMSS ni al SAT. A cambio, participarían en el diseño de un modelo de desarrollo que incluya salud y educación, si con los subsidios necesarios logran la movilidad social no sólo de sus partidarios, sino de toda la población como seguramente aspiran.