México es un país en el que el 75% de las personas adultas vive con sobrepeso u obesidad, casi el 50% con hipertensión y más del 14% con diabetes. Además, donde la tasa de mortalidad materna es de 31.2 por cada 100 habitantes y la tasa de embarazo adolescente de 13.7 nacimientos por cada mil mujeres de 15 y 19 años, y en el que el número de personas que no tiene acceso a los servicios de salud llegó a 50.3 millones.
Ante este contexto, al que se suma el hecho de que el gasto en salud de los mexicanos es el rubro con mayor crecimiento entre las erogaciones que realizan los hogares al crecer 30.9% en los últimos cuatro años, se requiere un sistema de salud que logre proteger a la población y atender sus necesidades para gozar del grado de bienestar necesario e indispensable para avanzar hacia el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Recordemos que el ODS 3 establece: “Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”.
Pero, ante la desarticulación de las instituciones y de los procesos de procuración de insumos que se registra y vive en el país, cumplir con el ODS3 parece una tarea titánica, no obstante se debe abordar ya que, además del contexto referido, se debe tener en cuenta que México tiene una población cercana a los 130 millones de personas, de la cual prácticamente una mitad son hombres y la otra mujeres, lo que implica poner atención y resolver las enfermedades relacionadas al género.
Además, también se debe tener en cuenta que la población adulta de 30 años o más ha registrado un aumento, así como la población de 60 y más años; a 2022, había 12 personas mayores por cada 100 habitantes, cifra que según las previsiones para el 2050 se habrá duplicado, lo que implica un escenario que deberá ser atenido.
PROPUESTAS
Atender la situación descrita supone una colaboración activa, organizada y planeada de todos los integrantes del Sistema Nacional de Salud. Esto se podría lograr tomando en cuenta las siguientes propuestas:
1. Crear un modelo de atención en salud que responda a las necesidades poblacionales y contemple todos los niveles de atención a través de revertir la falta de inversión en el primer nivel de atención e implementar redes de atención que permitan asegurar la continua atención del paciente entre los distintos niveles de atención. Todo esto acompañado de un esquema de rendición de cuentas estables.
2. Elaborar un plan de organización del sistema nacional de salud encaminado a lograr la cobertura universal en salud de calidad, abierto a todos en función de la necesidad y no de la capacidad de pago, que sea la base para reducir las desigualdades en salud.
Para una planeación adecuada es indispensable invertir en la creación y fortalecimiento de sistemas de información en salud que permitan generar una toma de decisiones más estructurada y basada en datos. Esto forma parte de las acciones de prevención; prevenir las enfermedades o hacer una detección temprana de éstas es parte del ODS 3 y, por supuesto, contribuye a redireccionar los recursos en favor de las propuestas presentadas.
3. Diseñar planes que busquen cerrar las brechas en vacunación, otras enfermedades no priorizadas a partir de la pandemia y la reemergencia de padecimientos que habían sido controlados como la desnutrición.
4. Fortalecer las instituciones federales y locales para afrontar las enfermedades emergentes, así como reforzar el enfoque preventivo y de salud pública. Esto requiere una fuerte inversión en capacidad instalada y en tecnología aplicada a la salud que puede ayudar a reducir costos a largo plazo y tener mecanismos más ágiles de respuesta.
5. Crear planes enfocados en la infancia, las familias y en los grupos de personas en condición de vulnerabilidad. Para ello, al igual que en el punto dos es indispensable invertir en la creación y fortalecimiento de sistemas de información en salud que permitan generar una toma de decisiones más estructurada y basada en datos.