Trump anunció un aumento de aranceles del 25% para productos de México y Canadá, además de un 10% adicional para China. Estas medidas no solo afectan la estructura del comercio global, sino que representan un retroceso de casi un siglo en la política comercial estadounidense. Antes de la firma del GATT en 1947, Estados Unidos mantenía aranceles superiores al 20%-30%, una estrategia que paulatinamente fue abandonada en favor del libre comercio y el crecimiento económico. ¿Es el regreso al proteccionismo? ¿Un salto al pasado?
El regreso de los aranceles, además de violar flagrantemente el T-MEC, revive políticas proteccionistas que en el pasado solo se justificaban en tiempos de guerra. En un mundo interconectado, estas tarifas lucen anacrónicas y amenazan con provocar graves consecuencias económicas a nivel global.
TRUMP CONFIRMA LOS ARANCELES Y LUEGO LOS SUSPENDE TEMPORALMENTE
El anuncio del 1 de febrero generó una fuerte preocupación entre empresarios mexicanos y estadounidenses, ya que suponía un golpe al TMEC y profundizaba la guerra comercial con China. Sin embargo, el 3 de febrero, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, informó que, tras una conversación telefónica con Trump, se había acordado pausar la entrada en vigor de los aranceles por un mes. A cambio, México se comprometió a desplegar 10 mil elementos de la Guardia Nacional en la frontera norte para contener los flujos migratorios y el tráfico de drogas.
Esta suspensión temporal ha evitado, por ahora, una guerra comercial total, pero la incertidumbre persiste. Trump ha demostrado que los aranceles son su herramienta predilecta de presión, y México sigue expuesto a nuevos episodios de tensión económica.
EL IMPACTO DE LOS ARANCELES EN LA RELACIÓN COMERCIAL MÉXICO-ESTADOS UNIDOS
México es el mayor socio comercial de Estados Unidos, con un intercambio anual superior a los 800 mil millones de dólares (mmd) y un superávit comercial de aproximadamente 160 mmd. Más del 80% de las exportaciones mexicanas tienen como destino final Estados Unidos, por lo que cualquier barrera comercial tiene un impacto inmediato en la economía mexicana.
Si los aranceles entraran en vigor, se pondrían en riesgo exportaciones anuales de México por 490 mmd, afectando particularmente a sectores clave como el automotriz, autopartes, equipo eléctrico y maquinaria. Analistas advierten que, si la medida se aplica temporalmente, el crecimiento económico de México podría reducirse hasta el 0.4%, con riesgo de contracción si persiste por un período prolongado.
Castigar con aranceles a México no es la solución adecuada. En lugar de afectar la economía en su conjunto, las represalias estadounidenses deberían enfocarse en los gobernantes y funcionarios que no han hecho su labor de respetar la ley y garantizar el orden.
INCERTIDUMBRE PESE A LA SUSPENSIÓN TEMPORAL DE LOS ARANCELES
Aunque la pausa en los aranceles da un respiro a los mercados, la incertidumbre económica sigue latente. La volatilidad en el tipo de cambio y las perspectivas de crecimiento continúan siendo factores de riesgo. La estrategia de Trump genera inestabilidad no solo para México, sino también para las empresas estadounidenses que dependen de insumos y manufactura en el país.
En este contexto, México debería fortalecer su estrategia de diversificación comercial explorando nuevas alianzas y consolidando su posición en mercados emergentes. La dependencia del comercio con Estados Unidos es una fortaleza, pero también una vulnerabilidad que, ante el resurgimiento del proteccionismo, se vuelve más evidente que nunca.
ESTADOS UNIDOS: DE RECEPTOR DE BIENES A PRODUCTOR AISLADO
Me parece que uno de los puntos más controversiales de la estrategia de Donald Trump es la pérdida del privilegio económico que Estados Unidos ha disfrutado por décadas. Como emisor de la moneda de reserva mundial, tiene la ventaja única de importar bienes de todo el mundo a cambio de dólares, una moneda que pueden emitir sin restricciones significativas. En otras palabras, Estados Unidos ha podido financiar su consumo a través de la emisión de su propia moneda, un modelo que, aunque tiene sus críticos, ha sido central en la estabilidad económica global.
Con la nueva política arancelaria, el gobierno de Trump parece ignorar este contexto. En lugar de usar su posición privilegiada en el sistema financiero internacional para fortalecer la economía y potenciar la innovación, el país estaría cerrando sus puertas a los flujos de bienes y servicios, afectando directamente a sus propios consumidores y empresas.
LAS OMISIONES DE MÉXICO: UN PROBLEMA REAL, PERO NO UNA JUSTIFICACIÓN PARA ARANCELES
Es cierto que México ha incurrido en graves omisiones en materia de seguridad y migración. El combate al narcotráfico ha sido completamente ineficaz, permitiendo la expansión de los grupos criminales y su influencia en diversas regiones del país. Además, la laxitud en el control de los flujos migratorios ha convertido a México en un trampolín para personas de diversas nacionalidades que buscan cruzar ilegalmente a Estados Unidos.
Sin embargo, castigar con aranceles a México por estas fallas no es la solución adecuada. En lugar de afectar la economía en su conjunto, las represalias estadounidenses deberían enfocarse en los gobernantes y funcionarios que no han hecho su labor de respetar la ley y garantizar el orden. Golpear el comercio solo afecta a las empresas y trabajadores de ambos lados de la frontera, cuando el verdadero problema radica en la incapacidad del gobierno federal mexicano para aplicar políticas efectivas en seguridad y migración.
SE REQUIERE UNA ESPUESTA ESTRATÉGICA
El resurgimiento del proteccionismo comercial bajo la administración de Trump plantea un desafío significativo para México y sus relaciones comerciales con Estados Unidos. Aunque la suspensión temporal de los aranceles ofrece un respiro, la incertidumbre económica persiste y exige una respuesta estratégica por parte del gobierno mexicano.
Es fundamental que México refuerce su diplomacia económica y diversifique sus mercados para reducir su dependencia de Estados Unidos. Al mismo tiempo, debe implementar reformas estructurales que mejoren su competitividad y fortalezcan su posición en el comercio global. La tensión actual es un recordatorio de la necesidad de una visión de largo plazo que garantice estabilidad y crecimiento sostenido ante los embates de un entorno internacional volátil.