El año inició con mayor optimismo respecto al panorama que se tenía en 2022, impulsado por la reapertura de China después de tres años de aislamiento con una estricta política de cero-COVID. De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, el crecimiento global será de 2.7% (previo 2.9%) y 1.7% (previo 3.0%), respectivamente —con cifras de octubre 2022 y enero 2023, en el mismo orden—, donde el crecimiento del país asiático (∼4.4%) jugará un papel relevante. Sin embargo, los temores de una recesión global se mantienen presentes como resultado de la mayor ola restrictiva en las últimas décadas para combatir la inflación y otros factores adversos como la guerra en Ucrania que esta próxima a cumplir un año. En Banorte mantenemos nuestra expectativa de una recesión que podría ser moderada y de corta duración en EE. UU.
En los mercados financieros, los bonos soberanos comenzaron enero con ganancias generalizadas ante señales más claras de una moderación en la inflación. La lectura anual en EE. UU. confirmó que el punto más álgido ya había sido alcanzado, pasando a 6.5% tras alcanzar máximos de 40 años en junio de 9.1%. Con ello, los instrumentos de renta fija sugieren que el fin del ciclo restrictivo está cada vez más cerca.
El mercado espera que la Reserva Federal alcance una tasa terminal de 4.75%-5.00%, equivalente a dos alzas de 25pb (febrero y marzo) y el mayor ajuste acumulado de +475pb en los últimos 30 años. A nivel local, el mercado ha mantenido su expectativa de una tasa terminal de 11.00% (+700pb); sin embargo, recientemente recalibró el ritmo de alzas para alcanzar dicho nivel. Pasó de apostar por un escenario de una única alza de 50pb en febrero con una probabilidad de 60% a dos incrementos de 25pb en las siguientes reuniones de Banxico con una probabilidad de 80%. En este sentido, los Bonos M y derivados de TIIE-28 de mediana y larga duración han ganado ∼50pb en enero. En Banorte consideramos que una vez que el mercado haya asimilado por completo el fin del ciclo restrictivo, existirán oportunidades atractivas en los Bonos M de muy corto plazo, así como para recibir swaps de TIIE-28 en la parte corta de la curva.
Pasando al mercado cambiario, el entorno de mayor apetito por riesgo extendió el debilitamiento del dólar y brindó un considerable respiro a las divisas emergentes vs. desarrolladas. El índice BBDXY—que mide la fortaleza de la moneda norteamericana frente a una canasta de 10 divisas— alcanzó su mejor nivel en 20 años al cierre del 3T22, beneficiado por sus características de activo refugio de valor. Sin embargo, desde ese punto ha caído alrededor de 9.3% ante la moderación en el ciclo alcista por parte del Fed.
Por su parte, el peso mexicano inició el año alcanzando su mejor nivel intradía desde el inicio de la pandemia,18.56 por dólar tras cerrar 2022 en 19.50 con una apreciación de 5.3%. Hacia delante, el peso podría mantener un desempeño resiliente respaldado por las elevadas tasas de Banxico, los beneficios del nearshoring y los menores riesgos políticos comparado con otros países emergentes. Sin embargo, el espacio de apreciación comienza a agotarse de forma acelerada al cotizar por debajo del psicológico de 19.00.
Sin duda durante 2023 tendrán lugar diversos retos económicos, destacando una posible recesión global, la prolongada guerra en Ucrania y el riesgo de un repunte en los precios de las materias primas; sin embargo, las señales de los mercados financieros apuntan a que lo peor ya pasó.
Los temores de una recesión global se mantienen presentes como resultado de la mayor ola restrictiva en las últimas décadas para combatir la inflación y otros factores adversos como la guerra en Ucrania que esta próxima a cumplir un año. En Banorte mantenemos nuestra expectativa de una recesión que podría ser moderada y de corta duración en EE. UU.