Los mercados financieros continúan asimilando una retórica más restrictiva de los bancos centrales, que se encuentran en una batalla frontal para frenar la inflación. No obstante, sus acciones también han ido incrementando los temores de una recesión global. En este entorno, la semana pasada, destacó la decisión unánime del Fed de incrementar el rango de los Fed funds en 75pb a 3.00%-3.25%, con un tono bastante hawkish. El mercado ya había descontado completamente este movimiento tras conocerse, apenas unos días antes, que la inflación de agosto fue mayor a lo anticipado.
No obstante, el banco central también realizó fuertes ajustes al alza en el dot plot (gráfica que muestra las expectativas de cada miembro del Fed sobre donde estará la tasa de interés de referencia en el futuro), lo que llamó más la atención de los inversionistas. Con la tasa actualmente en 3.375% (parte media del rango), la mediana para el cierre de 2022 y 2023 se ubicó en 4.375% y 4.625%, respectivamente. En otras latitudes, el banco central de Suiza sorprendió con +100pb y el de Reino Unido subió su tasa 50pb, con tres miembros votando por un ritmo más acelerado (75pb).
En este contexto, los bonos soberanos siguen incorporado la ola restrictiva con mayores aumentos en las tasas de interés de corto plazo. Por ejemplo, en la curva de Treasuries, la referencia de tres años tiene la tasa más alta, en 4.14%. A partir de ahí, la pendiente se encuentra “más invertida” a pesar de que todos los plazos cotizan en máximos multianuales. Como muestra de lo anterior, el diferencial 2/10 alcanzó mínimos de cuatro décadas de -54pb. Estos niveles son consistentes con una expectativa del mercado de que el Fed lleve la tasa Fed funds hasta un nivel entre 4.50%-4.75% en el 1T23.
En el mercado de divisas, el dólar ha continuado con su escalada, tanto por el apetito de activos más seguros, como por el tono más restrictivo del Fed. Los índices DXY y BBDXY –comúnmente utilizados para medir el desempeño del USD vs otras divisas– se ubican en máximos de dos décadas, con el primero superando los 111pts. Además, las apuestas especulativas a favor de esta divisa han aumentado, señal de que se mantiene una visión favorable hacia delante. De esta manera, todo el espectro de monedas desarrolladas cotizó en terreno negativo durante este mes, al igual que la mayoría de las emergentes. Entre estas últimas, solamente RUB (+2.4%), COP (+1.3%), MXN (+1.1%) y BRL (+0.9%) lograron avanzar.
En México, la situación no es muy diferente a la del resto del mundo. En primer lugar, las fuertes presiones inflacionarias siguen respaldando las expectativas de un banco central más restrictivo. Actualmente, el mercado espera una tasa terminal de 10.50%, ajustándose desde 10.00% antes de conocer la última lectura de precios en EE.UU. De manera similar, las curvas de tasas de interés nominales han agudizado su inversión, con los diferenciales 2/10 y 2/30 en mínimos históricos de -89pb y -94pb, respectivamente.
Sin embargo, una ventaja de la prudencia y vigilancia del actuar de Banxico, a través de ajustes al alza en la tasa de interés de referencia, es que el peso mexicano ha sido resiliente. En particular, el tipo de cambio ha cotizado alrededor de 20.00 por dólar con una destacable estabilidad. Hacia adelante, seguiremos observando una alta volatilidad en los mercados financieros ante la incertidumbre acerca de la duración del ciclo restrictivo en el mundo, así como ante su potencial impacto en el crecimiento económico.