Los mercados financieros dieron un giro de 180 grados en los primeros días de noviembre después de que el sentimiento de aversión al riesgo caracterizara octubre. Algunos factores que dieron soporte al respiro fueron: (1) El hecho de que la invasión terrestre de Israel a Gaza no detonó una reacción material de otros países como Irán, por lo que hasta el momento no se ha generado una disrupción en la oferta de crudo; (2) el Tesoro de Estados Unidos redujo de forma inesperada la estimación de endeudamiento para el cuarto trimestre del año y la emisión de deuda de largo plazo incrementó a un menor ritmo; y (3) la fuerte convicción del mercado sobre que la Reserva Federal ya terminó su ciclo de alzas en las tasas de interés, a pesar de comentarios restrictivos por parte de los miembros del Fed.
Jerome Powell −después de la última decisión de política monetaria en la que nuevamente se mantuvo el rango de los Fed funds en 5.00%-5.25%− señaló que aún no están convencidos de que el sesgo sea lo suficientemente restrictivo y la pregunta que se están haciendo es ¿debemos subir más las tasas? Sin embargo, reafirmó que la siguiente decisión será dependiente de los datos por lo que no se comprometió a dar un forward guidance.
Bajo esta narrativa, el apetito por riesgo regresó al mercado por lo que la demanda de activos refugio se moderó. Con ello, la prima por guerra de 10% en el oro que lo llevó a perforar 2,000 US$/oz t cayó a 7%. En paralelo, el dólar frenó su fortalecimiento con los índices DXY y BBDXY cotizando por primera vez en tres meses por debajo del promedio móvil de 50 días, equivalente a un ajuste de -1.5% desde el cierre de octubre.
La mayoría de las divisas desarrolladas y emergentes ganaron terreno, aunque el mayor impulso se observó en las de Latinoamérica. En particular, el peso mexicano regresó a cotizar alrededor del psicológico de 17.50 por dólar después de alcanzar su nivel intradía más débil en los últimos 6 meses de 18.49 al inicio de la guerra entre Israel y Hamás. Con ello, se diluyó por completo la depreciación del mes previo de 3.5% que la llevó a figurar como la más débil.
En el mercado accionario, todos los índices marcaron amplias ganancias. En particular, el S&P 500 se acercó a la figura de 4,400 puntos, equivalente a un rally de 6.4% desde mínimos de cinco meses vistos a finales del mes pasado. Al momento, el 90% de las empresas de este índice han dado a conocer sus resultados con un incremento en utilidades de 2.7%, superando ampliamente lo estimado por el consenso de -1.1%. Además, la tasa de sorpresas positivas es de 81.9% con el movimiento liderado por tecnología y comunicaciones.
Pasando al mercado de renta fija, los bonos soberanos marcaron un rally que compensó las pérdidas del mes previo. Las curvas de rendimientos registraron un significativo aplanamiento. En Estados Unidos, las tasas de 10 y 30 años regresaron a la zona de 4.60% y 4.70%, respectivamente, después de que ambas alcanzaran máximos no vistos desde 2007 al perforar la figura de 5.00%. En México, la corrección fue más amplia con ganancias de 50pb en los Bonos M de mayor duración.
A pesar del respiro en los mercados financieros, aún no se ha confirmado un cambio estructural que logre prolongarlo por lo que difícilmente estamos observando un punto de inflexión. En este sentido, los episodios de volatilidad seguirán latentes ante la incertidumbre en varios frentes de carácter económico, geopolítico y de política monetaria.