Cuando la Reserva Federal (Fed) tomó su penúltima decisión de política monetaria el 1 de febrero pasado ajustando su tasa de interés en 25 puntos base (pb), nunca imaginó que las circunstancias para la siguiente decisión del 22 de marzo cambiarían drásticamente.
Dicha reunión del Comité responsable de la decisión, el FOMC, se dio en medio de las quiebras de un par de bancos, el SVB y Silvergate y la liquidación de Signature Bank. Se responsabilizó al Fed de haber ocasionado dichas quiebras con el argumento de que incrementó demasiado rápido su tasa de interés de referencia.
Si hace unas semanas el Fed evaluaba ajustar el 22 de marzo al alza 25 o hasta 50 pb su tasa de interés para afianzar las expectativas de inflación a la baja, ahora enfrentó la presión de pausar los incrementos para no ocasionar más quiebras bancarias. Es decir, un cambio de énfasis de su objetivo. Por fortuna, a pesar de que la inflación ha ido cediendo en su ritmo, el Fed no sucumbió a las presiones e hizo lo correcto: ajustar al alza la tasa en 25pb. Con ello mandó una poderosa señal de que sigue comprometido con anclar la inflación.
Como medida inmediata a la crítica situación del sector financiero, el Fed incrementó fuertemente la liquidez, abultando su balance que ya había iniciado su descompresión. Por otro lado, apoyará al First Citizens Bank que se ha interesado en adquirir todos los depósitos y préstamos de SVB.
¿OCASIONA LA POLÍTICA MONETARIA INESTABILIDAD FINANCIERA?
Responsabilizar a la política monetaria de causar inestabilidades financieras equivocadamente pasa por alto la responsabilidad de las instituciones bancarias que quebraron al no haber podido evaluar, manejar y diversificar adecuadamente el riesgo de su portafolio ante el acelerado aumento de tasas de interés.
SVB concentró significativamente su exposición en las llamadas startups del sector tecnológico, mientras que el caso de Silvergate evidenció el gran riesgo que son las criptomonedas como vehículo de inversión. Cuando surge una institución con problemas, lo urgente como con el cáncer, es encapsular la crisis para evitar el contagio y es lo que han hecho acertadamente las autoridades estadounidenses.
El caso de SVB reveló, además, otra grave falla: la institución había decidido, después de la pandemia, mantener el trabajo a distancia (home office) para prácticamente todos los empleados. Este modelo de trabajo no es adecuado para cualquier empresa de cualquier sector. En el caso de SVB trascendió que los mecanismos internos de compliance (vigilancia, supervisión y adherencia a reglas operativas y éticas) se dificultaban y fueron muy laxos al tener al personal y los ejecutivos trabajando desde sus casas.
El reciente comunicado del Fed hace entrever que aún no será tiempo de pausar el incremento de tasas en la próxima reunión. Ello hace más urgente en la coyuntura financiera crítica actual entender y diagnosticar las fallas que propiciaron estas quiebras. Es un hecho que hubo fallas de regulación y supervisión; en todo caso, lo que se requiere es un salto cualitativo en la regulación, no uno cuantitativo. Es decir, no regular más, sino regular mejor.
Responsabilizar a la política monetaria de causar inestabilidades financieras equivocadamente pasa por alto la responsabilidad de las instituciones bancarias que quebraron al no haber podido evaluar, manejar y diversificar adecuadamente el riesgo de su portafolio ante el acelerado aumento de tasas de interés.
¿Y EN EUROPA?
En Europa, los problemas financieros de Credit Suisse (CS), evidentes desde hace años, explotaron en la segunda semana de marzo, y después de una intervención del banco central de Suiza por 54,000 millones de dólares, durante el fin de semana se llevaron a cabo intensas negociaciones para que el otro gigante suizo, UBS, terminara adquiriendo por poco más de 3,000 millones de dólares a CS, pagando en promedio 0.5 francos suizos por acción cuando el día previo se cotizaban en 2 francos suizos.
CS tiene su origen en 1856 y desde hace 167 años fue un pilar del sector financiero suizo, no obstante que sintió levemente los efectos de la crisis financiera de 2008, los cuales logró enfrentar sin un rescate del gobierno, a diferencia de su rival UBS, que ahora lo acaba de adquirir. Sobre la situación, el presidente del Consejo Federal Suizo, Alain Berset, declaró que «un colapso descontrolado de Credit Suisse tendría consecuencias incalculables para el país y el sistema financiero internacional». Como mero dato histórico, el 16 de octubre de 2008, como se mencionó, el Gobierno suizo y el Banco Nacional de Suiza anunciaban un rescate multimillonario para salvar a UBS.
No obstante los esfuerzos por evitar que la situación de CS mostrara un contagio en los mercados globales, sobre todo en Europa, el riesgo no ha quedado totalmente conjurado. UBS decidió que los bonos convertibles y contingentes (conocidos como CoCos) que emitió CS no se pagarían con lo que se generaron pérdidas de cuando menos 17 mil millones de dólares en bancos europeos. La decisión fue ampliamente criticada. Es conveniente recordar que los CoCos son un instrumento de deuda preferentemente emitidos por instituciones financieras europeas. Son bonos que especifican un precio para ejercer una compra o venta (strike price) y convertir al bono en acciones o capital y permitir así absorber pérdidas de capital.
MÉXICO, RELATIVAMENTE SÓLIDO
En México, los bancos están sólidamente capitalizados con adecuados niveles de liquidez; a diciembre de 2022 el Índice de Capitalización de los bancos fue de 19%, un nivel por arriba del mínimo regulatorio, es decir cumplen de más los requerimientos de Basilea III. Además, la regulación es más estricta, situación por la que los riesgos durante la crisis de 2008 fueron menores en comparación con otras naciones de América Latina.
Ahora, el Banco de México no enfrenta el dilema del Fed para ajustar su política monetaria. Por ello, la mayoría de los analistas y operadores de mercado dieron por descontado que la Junta de Gobierno del banco central incrementara su tasa de referencia en 25pb el pasado 30 de marzo, como de hecho sucedió por unanimidad de los miembros de la Junta.
Con ello, se reafirmó el compromiso de abatir la inflación y, como lo reiteró el Banco de México en el comunicado respectivo, alcanzar la meta del 3% anual en el cuarto trimestre de 2024. Al afirmar el Banco de México que para sus próximas decisiones “su postura de política monetaria se ajustará a la trayectoria que se requiere para que la inflación converja a su meta de 3% dentro del horizonte de pronóstico”, está mandando la señal de que sus decisiones se desligarán de las del Fed.
COMENTARIO FINAL
Si bien no se puede sostener que se ha superado el riesgo de una nueva crisis sistémica financiera y a pesar de algunas incertidumbres en el horizonte, autoridades y mercados en el mundo han hecho esencialmente lo correcto. En todo problema financiero siempre hay unos que pierden más que otros. Lo importante es evitar el contagio generalizado y, en este caso, insistir en mejorar fuertemente la regulación y supervisión prudenciales.