Según el Monitor de Sequía en México de la Comisión Nacional del Agua, prácticamente tres cuartas partes del territorio nacional presenta alguna condición de afectación desde anormalmente seco hasta sequía excepcional. Esta situación es preocupante pues en varias partes del país las presas mantienen niveles más bajos de lo habitual y varios acuíferos se encuentran sobreexplotados, sobre todo en las grandes ciudades. Es decir, la extracción de agua para diferentes usos es mayor que la recarga. Lo anterior hace vulnerable a la población pues se pone en riesgo el suministro continuo de este vital líquido por parte de los organismos operadores y de las autoridades encargadas de gestionarlo.
Adicional a la preocupación por el riesgo de la entrega de agua a los ciudadanos, la sequía genera costos económicos que es necesario tener presentes para poder amortiguarlos y mitigarlos. Según la investigación titulada The Economic Impacts of Droughts: A framework for Analysis publicada en el Journal Ecological Economics, de los autores Freire González, Decker y Hall, estas afectaciones económicas alcanzan a la industria, a los hogares, al gobierno y al medio ambiente. Será desde este marco de análisis, adaptado y enriquecido, del que se desarrollan los siguientes párrafos.
En cuanto a la industria, hay una reducción en la producción de bienes, principalmente agroalimentarios, lo que genera que exista una disminución en la oferta de productos generando que éstos se encarezcan. Al haber menos productos ante una misma demanda, los precios se incrementan provocando inflación. Asimismo, la sequía dificulta llevar a cabo negocios en sectores intensivos en agua, incrementando el costo de capital o el rendimiento esperado por los inversionistas al percibir más riesgo. Entre los productos más afectados podemos destacar las cosechas agrícolas y el ganado, en términos generales, los alimentos.
Respecto a los hogares, la escasez de agua puede provocar tandeos que dificulten entregar agua con una calidad aceptable, lo que puede inducir problemas en la salud de los usuarios. De igual manera, esta situación puede afectar el éxito de algunos negocios, disminuyendo la posibilidad de generación de empleos. Por otro lado, y no menos importante, esta problemática afecta el bienestar subjetivo de los ciudadanos.
El sector gobierno también tiene costos ante la sequía, pues es necesario destinar gasto público para poder solventar de manera no ordinaria la entrega de agua a la población a través de pipas y la generación de infraestructura para solucionar el abastecimiento.
Asimismo, la sequía provoca que la vegetación de los bosques se seque, favoreciendo los incendios que a su vez generan enfermedades respiratorias en la población, inundaciones por falta de absorción, y asignación de recursos humanos al tratamiento de los incendios y a la restauración de los espacios dañados por los mismos. Por otro lado, al haber menos agua, las hidroeléctricas ven mermada su capacidad de producción de energía.
La sequía genera también problemas en el medio ambiente pues hay una pérdida de flora y fauna ante la escasez de agua. Además, se empeora la calidad del aire por la posibilidad de los incendios antes mencionados. Y, por otro lado, dichos incendios disminuyen la recarga a los acuíferos pues el agua no se infiltra al subsuelo, sino que se va a la ciudad con el riesgo de ensuciarse al entrar en contacto con otras sustancias.
Es importante que tanto los ciudadanos como las industrias y los gobiernos estén conscientes de los problemas que generan las sequías, para estar preparados y solventar sus consecuencias. Cada uno puede y debe poner su granito de arena para salir delante de esta problemática que se agravará en los meses previos al temporal de lluvias.
Es relevante que los ciudadanos utilicen de manera moderada el agua para que se eviten desperdicios innecesarios y se genere una cultura de cuidado en el recurso. Las industrias también deberán mejorar sus procesos para utilizar menos agua y producir la misma o mayor cantidad de productos. En el caso de la industria agrícola, se deberá impulsar la tecnificación de riego. Es decir, las industrias tendrán que ser más eficientes.
Los gobiernos deberán mejorar la administración del agua e implementar políticas públicas que generen una estructura de incentivos que favorezcan el uso adecuado y sancionen a aquellos que desperdician o contaminan tan valioso recurso. Salir delante de la sequía, es tarea de todos.