El incremento es enorme y responde esencialmente al comportamiento de las tasas de interés. Solo como una referencia, la tasa de los Cetes a 28 días hace un año estaba en 7.01%. La subasta de esta semana –con todo y que lleva una tendencia a la baja– estableció un nivel de 11.20%. Esto quiere decir que, por el puro efecto del incremento de las tasas referidas, hubo un alza de casi 60% en el costo de los créditos.
Más allá del porcentaje, ¿cuánto es el dinero adicional que debe destinarse al pago del costo financiero de la deuda pública? Se trata de un incremento de 127 mil millones de pesos respecto a lo que se pagó el año pasado en el mismo periodo.
La cifra es muy relevante en términos absolutos y en sus equivalencias respecto al gasto. Pero no es de una magnitud tal como para pensar en que se desequilibren las finanzas públicas. El monto adicional es equivalente a 5.2% del gasto público para el periodo.
Entre los analistas de las finanzas públicas hay algunos que piensan que estamos al borde de una crisis y que no hay manera de cuadrar las cuentas en esta materia. Refieren que si hasta ahora se ha evitado una crisis de las finanzas públicas, ha sido porque se han usado los recursos de los fondos y fideicomisos. Coincido en una parte y difiero en otra respecto a esta visión.
Sí se han usado muchos fondos, pero no estamos ante la inminencia de una crisis de las finanzas públicas, ni lejanamente. El gobierno, y en particular Hacienda, han sido muy cuidadosos.
Por ejemplo, en el informe correspondiente al mes de abril, la deuda pública total alcanzó los 14 billones de pesos. Esta cifra es equivalente a 47.3% del PIB, que alcanzó los 29.7 billones al primer trimestre de este año.
Solo para propósitos de comparación, en EU la deuda pública anda por el 126% del PIB. El porcentaje de la deuda pública respecto al tamaño de la economía es menos de la mitad de lo de Estados Unidos.
Regreso a la pregunta que encabeza este texto. Sí, hay que preocuparse –y seguirse preocupando– por la proporción de la deuda en el PIB. Hay que vigilar que siga en parámetros razonables, como los que hoy tiene.
Pero, ¿quiere decir lo anterior que estamos ante la inminencia de una crisis de las finanzas públicas? Ni remotamente.
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