La decimonovena cumbre del G20 se llevó a cabo el 18 y 19 de noviembre en la ciudad de Río de Janeiro. Este grupo reúne a 19 de los países con las economías más grandes del mundo, tan grandes que en 2023 representaban 78% del PIB mundial, poca cosa.
Sobra decir que
el G20 nació en 1999 como un club de ministros de finanzas y banqueros centrales para coordinar una respuesta unificada a los desafíos existenciales que amenazaban al sistema internacional, en ese entonces era la crisis de deuda del sudeste asiático y más adelante lo fue la gran crisis financiera de 2008-2009.
Aunque a partir de esta última, el grupo ensanchó sus aspiraciones para abarcar temas de toda índole, desde la geopolítica hasta la salud universal, el interés por tratar de delinear la forma del orden económico sigue siendo el sello de la casa.
Desde el principio México recibió la invitación a participar con todo derecho, pues en el año 2000 nuestro país ocupaba el noveno lugar en el ranking global de las mayores economías y
aunque posteriormente hemos perdido algunas posiciones, nuestra integración al comercio internacional, a las cadenas de valor y a los mercados financieros es innegable.
¿SERÁ QUE LA COORDINACIÓN ECONÓMICA GLOBAL VUELVE A SER UNA PRIORIDAD EN LA AGENDA NACIONAL?
Por eso mismo
llama la atención el vació que dejó la ausencia del presidente en 5 de los últimos 6 años –AMLO solo participó en 2020, cuando el foro se realizó de manera virtual debido a la pandemia– y
ahora da mucho de qué hablar la asistencia de la presidenta Claudia Sheinbaum a pocas semanas de haber tomado posesión. ¿Será que la coordinación económica global vuelve a ser una prioridad en la agenda?
En los dos días que duró el encuentro a la delegación mexicana se le vio proactiva, prepararon cuidadosamente el discurso de Sheinbaum con taglines y datos que quizá no harán mucho por empujar la propuesta de creación de un fondo de reforestación mundial, pero que ayudarán a que la comunidad internacional tenga elementos para identificar a México dentro de la escena global.
Además
se consiguieron varios espacios de conversación, no solo con los mandatarios de nuestros principales socios comerciales, sino con líderes de América Latina y los de países de otras regiones como Emmanuel Macron, presidente de Francia; Xi Jinping, presidente de China; y hasta Pham Minh Chinh, primer ministro de Vietnam.
Es claro que México quiere volver a ser percibido como un actor internacional activo, con el interés y la capacidad de ser socio para atender los retos de la agenda global.
Y qué mayor reto que el que está a punto de ingresar por la puerta grande de la Casa Blanca el próximo 20 de enero de 2025. Hoy por hoy ya no queda duda de que Donald Trump viene recargado con un arsenal de aranceles de toda índole y para todos los países listos para comenzar a implementarse desde el primer día de su gestión. Algunas estimaciones apuntan a que una guerra comercial de gran escala podría restarle cerca de 1.0% al crecimiento anual del
PIB global, que el Fondo Monetario Internacional estima en 3.2% para los próximos cinco años.