Si bien las elecciones parecían muy cuesta arriba para el presidente Biden. Sus últimas apariciones en las que lucía desubicado, desmemoriado o de plano confundiendo nombres de líderes mundiales, alimentaba la idea de que Biden no está en condiciones de llevar un segundo mandato en los Estados Unidos.
El balazo que le hirió la oreja derecha le permitió a Trump colocarlo como un líder fuerte y le regaló la imagen icónica en la que herido levanta el puño entre agentes del servicio secreto y con la bandera norteamericana de fondo.
Ahora la victoria de Trump no solo luce posible, sino prácticamente inevitable. La pregunta no es si Trump ganará en noviembre la presidencia, sino de qué tamaño será su victoria electoral.
Después de 1981 cuando el presidente Ronald Regan sufrió un atentado que casi le cuesta la vida, en las elecciones de 1984 el partido Republicano arrasó en 49 de los 50 estados de la Unión. El efecto ahora se prevé que sea mucho más inmediato y que consolide una victoria enorme del presidente Trump.
Este cambio en la nación más poderosa del mundo tendrá consecuencias importantes en nuestro país. Aquí en México se tiene la confianza de que ya se conoce a Trump y que se sabe cómo contenerlo. De ahí el nombramiento de personas no afines a la presidenta electa, pero si con la experiencia de trabajar con Trump, específicamente me refiero al caso de Marcelo Ebrard.
Para México, la victoria de Trump complicará mucho las esperanzas que tiene el nuevo gobierno en que el crecimiento económico del país lo detone el famoso nearshoring: la expectativa de que México recibirá toneladas y toneladas de inversión extranjera de empresas que salgan de China y busquen ubicarse en regiones cercanas al mercado norteamericano.
El problema es que un presidente como Trump, no solamente seguirá con su guerra comercial con China, sino que buscará impulsar que el nearshoring no sea para México, sino para el propio Estados Unidos. Ya México muestra serios cuellos de botella para aprovecharlo al máximo y, a pesar de que no hay país más near que México, las inversiones extranjeras nuevas incluso han sido en 2023 y lo que va de 2024 menores a las que ya llegaban en 2018.
Para México, la victoria de Trump complicará mucho la expectativa de que México recibirá toneladas toneladas de inversión extranjera de empresas que salgan de China y busquen ubicarse en regiones cercanas al mercado norteamericano.
Trump significa para México una presión adicional sobre los escasos motores de nuestro crecimiento económico. Viene la revisión del TLCAN que seguramente aprovechará el presidente norteamericano para apretarle las tuercas al gobierno de Sheinbaum
ENTONCES, ¿CUÁL NEARSHORING?
Si toda la estrategia de crecimiento económico del próximo gobierno que arranca en octubre se basará en aprovechar este movimiento de capitales de China hacia regiones más amigables a los Estados Unidos, entonces como país nos hemos dormido en nuestros laureles pensando que solo porque somos frontera y tenemos un tratado de libre comercio, con eso estaría garantizada la avalancha de inversiones.
Ni las inversiones han llegado ni parece que llegarán, cuando México no parece interesado en garantizar las condiciones mínimas que requiere la inversión: no solo un tratado, sino la infraestructura y la disponibilidad de capital humano y energía.
Ahora –por la saturación del sistema eléctrico, con la sequía que sufrimos este año, hasta apagones tuvo que experimentar la industria y algunas de las principales ciudades– sin suficiente energía eléctrica no habrá ningún nearshoring que venga, o el que resulte será tan pequeñito que habrá sido otra oportunidad perdida.
Trump, entonces, significa para México una presión adicional sobre los escasos motores de nuestro crecimiento económico. Viene la revisión del TLCAN que seguramente aprovechará el presidente norteamericano para apretarle las tuercas al gobierno de Sheinbaum; además, los temas de migración y drogas pasan por meterle una presión adicional al nuevo gobierno.
Solo recordemos como Trump obligó a López Obrador a destinar 12 mil agentes de la Guardia Nacional en la frontera sur para que no pasaran las caravanas de migrantes de Centroamérica.
Por lo tanto, Trump representa el mayor desafío para el nuevo gobierno de México que puede cometer el error de pensar que porque ya lo conoce, puede torear sin problemas a este Trump recargado o 2.0 que se nos viene de frente.
NOTA: ESTE ARTÍCULO SE ESCRIBIÓ EL JUEVES 18 DE JULIO DE 2024.
*Economista, Profesor en la Universidad Panamericana en Guadalajara.
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión del IMEF.