El reto de la educación financiera: más allá del dinero en la movilidad económica

México es un país con profundas desigualdades económicas y sociales, en el que mejorar la inclusión financiera a través de la educación tendría un impacto directo en la calidad de vida de sus ciudadanos, así como en el crecimiento y la estabilidad de la economía nacional. Por lo tanto, la expansión de los servicios financieros a sectores de la población excluidos puede fomentar una mayor participación en la economía, incentivar el ahorro y la inversión, además de mejorar la eficiencia del sistema económico en su conjunto.
Por Gabriela Gutiérrez Mora
Está comprobado que sin educación, no hay inclusión, por lo que se deben llevar a la práctica los cinco principios de la educación financiera:

1.Ganar
2.Gastar
3.Ahorrar/ invertir
4.Tomar deudas
5.Protegerse


Si no se tiene noción de estos conceptos básicos, no será posible manejar la economía individual, la cual repercute en el manejo del gasto familiar y este en el desempeño de una población, ciudad o país.

El PIB –que mide el crecimiento total de los productos y servicios de un lugar– puede verse afectado por la falta de educación financiera que, en muchos, casos conduce a la informalidad, lo que plantea una pregunta, que lleva implícito un problema: ¿Cómo calcular realmente le desarrollo si existe la informalidad económica? Obviamente el problema es la informalidad económica y la respuesta es la inclusión financiera a través de la educación.

ACCIONES PUNTUALES PARA OBJETIVOS COMPARTIDOS
En muchos casos, las personas viven un día a la vez con su dinero, no por falta de este, y sí por falta de los conocimientos que les permita optimizar sus recursos y existir dentro del ecosistema financiero. Esta situación plantea un desafío que puede atenderse por medio de acciones puntuales:

1. Estímulo al consumo y a la demanda interna. Cuando más personas tienen acceso a productos financieros –cuentas bancarias, tarjetas de crédito, préstamos y seguros– se facilita el consumo. La inclusión financiera permite a las personas gestionar mejor su dinero, acceder a créditos para consumo, adquirir productos y servicios, e incluso invertir en pequeñas empresas.

Esto incrementa la demanda interna, lo que tiene un impacto positivo en la producción y el empleo. Esta mayor formalización también contribuye a la generación de empleo y a una mejor recolección de impuestos, lo cual fortalece las finanzas públicas.

2. Acceso a productos financieros y fomento al ahorro e inversión. A través del acceso y el fomento se facilita a las personas ahorrar de manera segura y rentable, lo que aumenta el capital disponible para inversión.

La mayor inclusión financiera fomenta una cultura de ahorro es esencial para financiar proyectos de largo plazo y mantener la estabilidad económica familiar. Además, el acceso a crédito de bajo costo facilita la inversión en educación, salud y proyectos productivos, lo que a su vez aumenta el capital humano y el potencial de crecimiento económico a largo plazo.

3. Uso de tecnología. El avance de la tecnología ha jugado un papel crucial en la expansión de la inclusión financiera en México. La digitalización de los servicios financieros ha permitido que millones de personas accedan a servicios bancarios, préstamos y pagos digitales sin necesidad de desplazarse a sucursales físicas.

La adopción de tecnologías como las aplicaciones móviles, billeteras digitales y criptomonedas está transformando la manera en que los mexicanos interactúan con el sistema financiero. Este tipo de innovaciones facilita la inclusión financiera de los sectores más marginados –como las personas que viven en áreas rurales o aquellas con empleos informales– al reducir las barreras de acceso y mejorar la eficiencia del sistema financiero en general.

Si se generan estrategias con acciones puntuales se podrá reducir la pobreza y la desigualdad, así como generar un impacto en la estabilidad económica del país debido a que la inclusión financiera tiene un impacto directo en la reducción de la pobreza, ya que permite a las personas de bajos recursos acceder a productos financieros que les ayuden a salir de situaciones de vulnerabilidad.
El gobierno mexicano ha implementado diversas políticas para fomentar la inclusión financiera basadas en la educación, ya sea directamente o a través de organismos descentralizados. Unificar los esfuerzos y hablar un mismo idioma financiero simple, sencillo, objetivo y ordenado puede ser una práctica que nos lleve a la inclusión, dando la oportunidad de segmentar los grupos para conocimientos específicos por afinidad.


Si se generan estrategias con las acciones puntuales mencionadas se podrá reducir la pobreza y la desigualdad, así como generar un impacto en la estabilidad económica del país debido a que:

La inclusión financiera tiene un impacto directo en la reducción de la pobreza, ya que permite a las personas de bajos recursos acceder a productos financieros que les ayuden a salir de situaciones de vulnerabilidad.

El acceso a microcréditos, por ejemplo, puede ser una herramienta crucial para emprendedores de comunidades marginadas, lo que favorece la creación de empleos y la mejora de los ingresos. Esto disminuye las disparidades económicas y contribuye a un crecimiento más inclusivo y sostenible.

El acceso a seguros, pensiones y otros productos financieros ayuda a aumentar la resiliencia de las familias frente a situaciones imprevistas como enfermedades, accidentes o desastres naturales.

Esto no solo mejora la calidad de vida de las personas, también tiene un efecto positivo sobre la estabilidad económica general. Una mayor estabilidad financiera a nivel individual y familiar contribuye a la estabilidad macroeconómica, reduciendo la vulnerabilidad ante crisis económicas o financieras.

UNIFICAR ESFUERZOS
El gobierno mexicano ha implementado diversas políticas para fomentar la inclusión financiera basadas en la educación, ya sea directamente o a través de organismos descentralizados como el Banco de México, la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), Asociación de Bancos de México (ABM), la Banca de Desarrollo, Bolsas de Valores, etc. con elaboración de documentos, comerciales, cursos y mensajes puntuales transmitidos a través de redes sociales.

Unificar los esfuerzos y hablar un mismo idioma financiero simple, sencillo, objetivo y ordenado puede ser una práctica que nos lleve a la inclusión, dando la oportunidad de segmentar los grupos para conocimientos específicos por afinidad.

Formar parte de un sistema de educación financiera para la inclusión es un esfuerzo importante que, sin duda, puede llevarnos a mejorar la economía total de las familias, poblaciones y país. El impacto profundo en el PIB del país debe llevar una intensificación de esfuerzos y abordar de manera más agresiva las barreras estructurales que aún existen, como la desconfianza en las instituciones financieras y las limitaciones en la infraestructura digital.

POR UN FIN COMÚN
No podemos hablar de inclusión financiera sin educación a todo nivel: personal, familiar, empresarial y gubernamental. Sin educación financiera, simplemente la inclusión se desvanece sin esperanza. Si queremos el aumento del PIB y la reducción de la pobreza y la desigualdad debemos existir en el sistema financiero formal.

Si México logra cerrar las brechas de acceso a servicios financieros, el país podría experimentar un crecimiento económico más sólido y sostenible, lo que beneficiaría no solo a la economía nacional, sino también a millones de mexicanos que aún no tienen acceso a las herramientas necesarias para mejorar su calidad de vida.

La estrategia de equidad e inclusión financiera empieza hoy, es el motor de crecimiento e innovación en el ámbito privado y público.
Presidenta Nacional IMEF 2025
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión del IMEF.

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