El populismo y la economía

La retórica antisistema de los políticos populistas ha tenido un éxito excepcional en la última década: actualmente más del 25% de las naciones están gobernadas por populistas. Desde 2010, los políticos que se describen como populistas en la literatura de la ciencia política han estado en el poder en varios países, recientemente en Brasil, Hungría, India, Polonia, México, Turquía y Estados Unidos.
Por Federico Rubli Kaiser
La referencia clásica dentro del análisis económico acerca del impacto e implicaciones de regímenes populistas en América Latina sobre la economía es el libro publicado en 1991 por los profesores Rudiger Dornbusch y Sebastian Edwards bajo el título de The Macroeconomics of Populism in Latin America. Señalaron que la característica autodestructiva del populismo es evidente con la fuerte caída que ocasiona en el ingreso per cápita de la población.

A partir de estos autores, hemos aprendido que los ciclos del populismo comienzan con brindar apoyos a los ingresos de las clases más necesitadas a través del gasto público. Lo instrumentan a partir de programas sociales que en realidad son un instrumento para captar bases clientelares. Esa necesidad se hace cada vez más creciente, causando mayores deterioros fiscales y distorsiones en rubros de gasto. Por ello la disciplina fiscal pasa a un segundo plano, ya que supuestamente se considera que el bienestar de la población es más importante que finanzas públicas sanas o prestar atención a la inflación que ineludiblemente se genera.

Esta aparente “luna de miel” planta la semilla de su propia destrucción, pues las políticas macroeconómicas que sustentan ese ciclo se tornan insostenibles. La economía termina hundida en una crisis de déficit fiscales insostenibles, expansiones crediticias sin límite e inflación galopante. Las ganancias del ingreso per cápita se desvanecen y se incrementan los niveles de pobreza.

Así, las políticas macroeconómicas que sustentan la lógica del populismo se vuelven insostenibles y eventualmente terminan por infligir un daño político que puede terminar con el régimen, ya sea en forma pacífica o bien en la forma de un golpe de estado. El caso más evidente, que una y otra vez ha caído en este ciclo en los últimos 100 años, es Argentina. Pero esta historia no sólo se ha vivido en economías latinoamericanas, ha sido una constante del efecto económico del populismo en varias partes del mundo.

UN ESTUDIO NOVEDOSO
Han transcurrido 32 años de ese estudio pionero de Dornbusch y Edwards, y ahora un trabajo reciente de Funke, Schularick y Trebesch (FST), tres economistas del Instituto para la Economía Mundial de Kiel, titulado Populist leaders and the Economy, próximo a publicarse en el American Economic Review, ofrece una exhaustiva evidencia a lo largo de la historia, plantea un marco más completo e interdisciplinario que el de Dornbusch y Edwards.

El artículo de FST examina con rigor las características y consecuencias económicas del populismo. Su trabajo no tiene precedentes, pues construyen una gran base de datos de largo plazo (1900 a 2020) de varios países para identificar episodios macroeconómicos de populismo. Para la clasificación e identificación de populistas, los autores establecen una definición de populismo (FST, página 2):

Es un estilo político centrado en una lucha del pueblo contra el establishment. Los populistas colocan la narrativa de pueblo contra élites en el centro de su agenda política y luego afirman ser el único representante del pueblo. Dicen representar a la verdadera gente común contra las élites pueblo deshonestas, separando así a la sociedad en dos grupos antagónicos. Los populistas suelen describir al pueblo como una mayoría sufriente, inherentemente buena, virtuosa, auténtica, ordinaria y común, cuya voluntad colectiva la encarna el líder populista. Por el contrario, la élite es una minoría innatamente corrupta, egoísta y acaparadora de poder, que supuestamente saquea al país a expensas del pueblo. Es una oligarquía definida como todos aquellos que no son el pueblo.

Utilizaron entonces esta definición de consenso moderno y la aplicaron a lo largo de 120 años de historia. Ellos llaman su método de codificación como un enfoque de “gran literatura” (big literature approach). Para ello digitalizaron 770 libros y artículos sobre populismo provenientes de todas las ciencias sociales que resultaron en más de 20,000 páginas de casos de estudio sobre políticos populistas. La metodología les permite la búsqueda a través de la base para identificar líderes y episodios de populismo. Clasificaron a 1,500 líderes en el mundo para identificar a 51 líderes populistas entre el periodo ya mencionado de su base que es 1900 y 2020.

La gráfica siguiente extraída de su trabajo (página 14), presenta los episodios y líderes populistas en su muestra de 120 países. Están identificados los de izquierda y los de derecha. Por ejemplo, Argentina y Ecuador son los países en esta muestra que más episodios de populismo han vivido. Para México identifican a tres líderes: Lázaro Cárdenas, Luis Echeverría y López Obrador. La gráfica es un mosaico interesante donde queda de manifiesto que prácticamente el número de populismos se divide por igual entre los de izquierda y los de derecha.



CARACTERÍSTICAS DEL POPULISMO Y SUS LÍDERES
Citando a FST, el conjunto de datos revela nuevos hechos estilizados con respecto al ascenso del populismo:

1. El populismo a nivel de los gobiernos centrales alcanzó un máximo histórico en 2018, tras una tendencia secular de aumento de 30 años.

2. El populismo es de naturaleza serial. Los países que tuvieron un líder populista en la historia tienen una probabilidad significativamente mayor de presenciar el ascenso al poder de otro líder o partido populista (ejemplos recientes incluyen a Italia y México).

3. Muchos populistas asumen el poder después de una crisis o recesión macroeconómica.

4. Muchos populistas logran sobrevivir en el poder y determinar el destino político de su país durante una década o más. En promedio, el número de años en el poder de los populistas es el doble que el de los no populistas (ocho vs. cuatro años).

5. Pocos populistas terminan su mandato en forma regular, por ejemplo, mediante elecciones. Sus salidas a menudo implican una buena dosis de drama político: grandes escándalos que conducen a juicios políticos o dimisiones, crisis constitucionales y negativas a dimitir, así como golpes de Estado, suicidios o accidentes mortales.

6. Los líderes populistas de izquierda y de derecha muestran patrones similares de entrada, supervivencia y salida, y su participación en la muestra es casi igual.

Otras características del líder populista que encontraron los autores: (i) carismático/personalista/paternalista; (ii) la pretensión de liderar un “movimiento político” no tradicional; (iii) simplificación de problemas complejos; (iv) uso de lenguaje sencillo, agresivo, polarizador y provocativo; (v) autoritarismo; (vi) visiones del mundo nacionalistas y nostálgicas; (vii) preferencia por un extendido intervencionismo estatal; (viii) demandas de democracia directa vía referendos; (ix) la simpatía por las teorías de la conspiración; (x) ejercer el presupuesto para fines clientelares.

Para implementar la voluntad del pueblo, los populistas a menudo debilitan las instituciones establecidas y los derechos de las minorías. Tienden a cambiar las reglas constitucionales y electorales a su favor y reprimir a la oposición política.

IMPACTOS ECONÓMICOS DEL POPULISMO
En la segunda parte de su trabajo, los autores evalúan los efectos económicos de los episodios con liderazgo populista. Determinan importantes costos económicos del populismo a mediano y largo plazo.

Prácticamente todos los países gobernados por populistas experimentaron, después de un periodo de boom, resultados económicos deficientes, evidenciados principalmente por una disminución sustancial del PIB real, inflación, déficit fiscales insostenibles al ya no poder financiar los programas sociales crecientes enfocados a captar a las bases clientelares, colapso crediticio, suspensión de financiamiento externo, default de la deuda pública; todo ello como lo habían ya detallado Dornbusch y Edwards.

Adicionalmente FST señalan que los controles y equilibrios democráticos se erosionan, al igual que las libertades judiciales, electorales y de prensa. El populismo corroe las ventajas económicas de las instituciones democráticas.

Concluyen que el costo económico del populismo es alto: después de 15 años, el PIB per cápita es 10% más bajo comparado con un plausible sendero no-populista contrafactual. Es decir, después de que un líder populista llega al poder, calculan una ruta contrafactual: ¿Cómo hubiese evolucionado el PIB de no haberse dado las políticas y acciones populistas? La metodología que aplican es ingeniosa y novedosa.

¿CALLEJÓN SIN SALIDA?
El trabajo de FST es una novedosa aportación para identificar episodios de populismo, así como las características principales de sus líderes y analizar los efectos perniciosos que tarde o temprano tiene el populismo sobre la economía. En los impactos económicos, FST confirman esencialmente lo que el estudio pionero de Dornbusch y Edwards había planteado hace 32 años.

Una lección general que se deriva de analizar los populismos es que necesitan de una buena dosis de demagogia para subsistir. Pero ello se puede convertir en un callejón sin salida donde eventualmente la confianza y la credibilidad se desploman y la supervivencia del régimen se ve seriamente amenazada.

La insostenibilidad de las finanzas públicas atiza a la corrupción y al incumplimiento de la ley y el Estado de Derecho para seguir comprando voluntades. Frecuentemente para asegurar el apoyo, los lideres populistas ejercen una atracción exacerbada a la militarización de la vida pública. Finalmente, queda claro que del populismo a la autocracia solo hay un pequeño paso.
Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista. Actualmente es Socio Consultor de MAAT Asesores S.C.
X: @frubli
LinkedIn: Federico Rubli
Una versión resumida fue publicada en el diario El Economista, “El líder populista”, 17 de octubre de 2023.

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