El comercio internacional está enfrentando un importante cambio de paradigma como resultado de una serie de cambios económicos, políticos y sociales. Los inversionistas han mostrado una creciente preferencia por una estrategia mucho más integral, que no únicamente contemple la eficiencia en costos, sino también la gestión de riesgos en la proveeduría de bienes. Por ello, conceptos como
“nearshoring” (y similares) reflejan la necesidad de reubicar las operaciones, con las cadenas de producción y suministro más próximas a los centros de consumo final. Existen muchos motivos detrás de esta estrategia, entre ellos la mitigación del riesgo de políticas públicas en países lejanos que ocasionen un retraso en la entrega de mercancías, los cuellos de botella ocasionados por el Covid-19, o inclusive para aminorar el efecto de conflictos bélicos como el que sucede en Ucrania.
En este nuevo orden, México podría jugar un papel clave por su proximidad geográfica al mercado más importante a nivel mundial, los Estados Unidos. No solo por ello, sino también por una serie de factores positivos asociados con la demografía, logística y costos. Sin embargo, para poder capitalizar los beneficios de esta dinámica, México necesita afrontar algunos desafíos desde distintos frentes. A nuestro parecer, un modelo de cuatro hélices –compuesto por el gobierno en sus tres niveles (federal, estatal y municipal), el sector privado, instituciones educativas y la sociedad en su conjunto– que trate de mejorar temas de infraestructura, competitividad y estado de derecho, entre otros, ayudaría a incrementar el potencial de crecimiento de nuestro país.
En Grupo Financiero Banorte nos dimos a la tarea de realizar un análisis puntual sobre esta tendencia, abordándola desde un punto estructural, como a nivel sectorial y regional. Como parte del estudio, calculamos que sobre una tendencia inercial positiva (con un crecimiento anual de entre US$35.2 mil millones a US$41.2 mil millones), la derrama positiva adicional de este fenómeno podría representar ganancias adicionales cercanas a US$168 mil millones en exportaciones no petroleras durante los próximos cinco años, lo que implica un promedio anual de US$33.6 mil millones.
Sin embargo, también vale la pena reconocer que existen algunas ganancias de corto plazo en la fase inicial de anuncios de inversiones y construcción de instalaciones. También consideramos adecuado hacer un análisis introspectivo y tomar en cuenta una serie de retos que el país deberá afrontar para poder capitalizar estas oportunidades. México está entrando a una nueva etapa de competencia en el comercio internacional, y aunque primordialmente será frente a China y otros países asiáticos, también incluirá a EE. UU.
(onshoring). Así, aunque serán necesarias acciones adicionales para consolidar la inversión y la producción en nuestro país, las ventajas relativas a otras naciones parecen ser claras.
Con esto, los invitamos a consultar el documento completo, así como una serie de tableros interactivos que permitirán al usuario de esta información tener acceso a un análisis mucho más profundo que se actualizará frecuentemente. Es importante resaltar que dicho documento forma parte de una serie de notas que se publicarán en el futuro, bajo la serie de
“Zoom Nearshoring”, este tema tan complejo con la finalidad de analizar desde distintas aristas. Toda la información la pueden encontrar en
www.banorte.com/analisiseconomico