El gasto en pensiones ha crecido sostenidamente en las últimas décadas debido a factores como el envejecimiento poblacional, la ampliación de programas no contributivos y las condiciones heredadas de los sistemas pensionarios anteriores a las reformas de 1997 y 2007. Actualmente, este rubro absorbe una proporción significativa del presupuesto federal, lo que plantea desafíos para la sostenibilidad fiscal y la asignación de recursos a otros sectores prioritarios.
COMPARACIONES CON OTROS SECTORES SOCIALES
Para dimensionar su magnitud es útil contrastarlo con otros rubros clave:
Educación. El presupuesto asignado es de 979,000 millones de pesos, equivalente al 45% de lo destinado a pensiones.
Salud. Recibirá 948,000 millones de pesos, apenas el 43.9% del gasto en pensiones.
Otros programas sociales. Sembrando Vida o Jóvenes Construyendo el Futuro tienen asignaciones significativamente menores.
En total, el gasto social, que incluye pensiones, salud, educación y otros programas, representa 3.67 billones de pesos, el 10.1% del PIB, de los cuales más de la mitad corresponde a pensiones.
MÉXICO EN EL CONTEXTO INTERNACIONAL
En comparación con los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México destina un porcentaje menor de su PIB a pensiones. Mientras que el promedio de la OCDE se encuentra entre el 7% y el 8%, con algunos países europeos como España alcanzando el 12.7%, el gasto mexicano refleja tanto su estructura demográfica más joven como las limitaciones de su sistema de seguridad social.
Sin embargo, estas cifras también indican que, a pesar de destinar menos proporción del PIB a pensiones, México enfrenta una presión fiscal significativa debido a la baja recaudación tributaria en comparación con otras economías de la OCDE.
EL FUTURO DEL SISTEMA PENSIONARIO MEXICANO
El sistema de pensiones en México ha experimentado reformas significativas en los últimos años. En 2020, se incrementó la aportación patronal del 5% al 13%, se redujeron las comisiones de las Afores y se disminuyó el requisito de semanas de cotización de 1,250 a 750 semanas en 2021, con incrementos anuales de 25 semanas hasta alcanzar un mínimo permanente de 1,000 semanas en 2031.
En 2024, se estableció que los trabajadores que alcancen los 65 años y cuyo salario antes de pensionarse sea igual o menor a $16,777.68 reciban al pensionarse ingresos equivalentes al 100% de su último sueldo.
A pesar de estas reformas, se requieren acciones adicionales para garantizar la sostenibilidad a largo plazo del sistema pensionario mexicano. Entre las acciones necesarias destacan:
Ampliar la base contributiva. Integrar a más trabajadores del sector informal al sistema formal, aumentando los recursos disponibles para pensiones.
Incrementar la edad de jubilación. Ajustarla gradualmente para reflejar la mayor esperanza de vida.
Fomentar el ahorro voluntario. Promover incentivos fiscales y programas educativos que refuercen la cultura del ahorro para el retiro.
POR UNA DISCUSIÓN ABIERTA Y VALIENTE
El gasto en pensiones es un compromiso ineludible del Estado mexicano, pero también un desafío para las finanzas públicas. Con una proporción creciente del presupuesto destinada a este rubro, el gobierno enfrenta la difícil tarea de equilibrar las necesidades de los jubilados actuales con las demandas de una población joven que también aspirará a una pensión digna en el futuro. Una discusión abierta y valiente sobre las reformas necesarias será clave para garantizar un sistema más equitativo y sostenible.