Este dinamismo ocurre a pesar de una política monetaria que el presidente de la FED califica como restrictiva.
La tasa de fed funds se ubica en el rango de 5.25-5.50%, muy por encima del 3.2% de la inflación anual de los últimos 12 meses y del 2.3% de expectativas inflacionarias en tasas de 10 años del mercado de bonos.
A su vez, el balance de bonos de la FED ha caído 1 millón de millones de dólares (MMD) de abril 2022 a la fecha, lo que implica que el Tesoro ha tenido que buscar compradores sustitutos, restándole liquidez al sistema, lo que se ha traducido en salida de depósitos en la banca.
Tasas elevadas en términos reales, reducción de liquidez y la economía boyante.
¿Se volvió insensible la economía a la política monetaria?
Antes de buscar respuestas, pongamos en contexto el estado prevaleciente de algunas variables financieras antes del ciclo “restrictivo” actual:
Después de un despiste memorable en la lectura de las presiones inflacionarias, la Reserva Federal decide, frente a una inflación anual de 6.9%, iniciar el alza de tasas en marzo del 2022, esto es hace veinte meses. Este lapso es cercano a la media que diferentes estudios encuentran para que la política monetaria impacte la actividad económica, aunque algunos apuntan a un rango superior de tiempo.
Más allá del tiempo que lleva el ciclo monetario actual, es importante considerar que las condiciones financieras en marzo del 2022 eran totalmente inéditas.
•El balance de bonos de la FED había aumentado 4.7 MMD de febrero 2020 a marzo 2022, lo que representó una inyección de liquidez sin precedentes, que impulsó el crédito y favoreció el alza de precios de acciones y casas (y de la inflación).
•Los depósitos bancarios crecieron 35% en ese lapso.
•El balance de los hogares en cuentas de cheques pasó de 1.1 MMD en febrero 2020 a 4.1 MMD al segundo trimestre de este año. El disparo de 270% en los balances de los hogares resulta de transferencias históricas del gobierno a las personas, menor gasto en servicios durante la pandemia más un flujo de hipotecas por 300 mil millones de dólares, que obtuvieron los propietarios de casas a tasas bajas como colchón de liquidez.
Esa laxitud monetaria inicial le resta tracción a la política monetaria y explica en parte la evolución reciente de la economía.
¿Cuándo llegó la política monetaria a terreno realmente restrictivo? Fue apenas hace ocho meses, en marzo de este año, cuando la tasa de interés de fed funds superó a la inflación anual.
A su vez, el balance de bonos de la FED es aun 3.7 MMD superior al de principios del 2020.
¿Es suficiente tiempo y están dadas las condiciones financiaras para que la economía refleje de manera clara los efectos de la política monetaria restrictiva? Los aviones no aterrizan a 15,000 metros de altura.
Habría que agregar en el diagnóstico de la robustez de la economía de Estados Unidos, los efectos de una política fiscal expansiva y una política comercial proteccionista, que a través de gasto público y subsidios incentiva el consumo privado local (ej.: autos eléctricos) y la inversión en infraestructura, energía verde, microprocesadores, entre otros giros.
Por otra parte, es importante notar que no toda la economía está de fiesta. Las solicitudes por hipotecas para compra de casas se han desplomado a niveles de 1995. La producción manufacturera está prácticamente estancada desde principios del 2022. El crédito bancario está congelado en términos reales respecto a un año antes por la salida de depósitos. El desempleo va al alza, el crecimiento de los salarios viene a la baja.
¿Cuánto durará el impulso rezagado del exceso de liquidez y de la política fiscal expansiva y comercial actual? Nadie lo sabe por supuesto.
Lo que sí parece inevitable es que el elevado y creciente déficit público (6-7% del PIB) absorberá recursos financieros en los próximos años que limitarán los fondos prestables para la inversión y el consumo privados. La fiesta de hoy puede ser la cruda de mañana.
La prolongación del congelamiento del crédito bancario por menor demanda y por estándares crediticos más apretados por parte de la banca serán un poderoso desacelerador de la economía.
Los hogares tendrán que enfrentar además la reactivación del pago de la deuda de los estudiantes a la vez que empresas y personas enfrentarán mayores pagos de intereses al refinanciar los vencimientos de sus deudas a tasas más altas.
Para la economía mexicana, cuyo principal driver de crecimiento ha sido el sector exportador en las últimas décadas y que tiene su gran apuesta en el nearshoring, será crucial la evolución de la demanda en Estados Unidos.