Aún falta mucho para las elecciones y empiezan a sonar diferentes nombres para sustituir a Biden, como candidato del Partido Demócrata. Esto ya hace la elección histórica. Si Biden queda como candidato y pierde, será la primera vez en la historia de Estados Unidos que dos presidentes consecutivos no logran un segundo mandato.
Esto también implica que, si Donald Trump gana, será la primera vez desde 1892 que un presidente pierde su contienda de reelección, pero luego consigue volver al poder en la siguiente elección. Esto le sucedió a Grover Cleveland del partido demócrata que ganó las elecciones de 1884, luego perdió contra Benjamin Harrison en las elecciones de 1888. En 1892, se volvió a nominar por el partido demócrata, ganando las elecciones.
El estado de la economía es un factor relevante en las elecciones. A ningún partido le conviene que la economía atraviese por dificultades en el año de elecciones. Por esta razón, los partidos tratan de estimular (o frenar la economía si se trata del partido opositor) para mover el ánimo de los votantes.
En años de elecciones la economía tiende a crecer más. De 1992 a 2023, el PIB de Estados Unidos mostró un crecimiento promedio anual de 2.70%. Si se toman solamente los años de elecciones presidenciales de ese periodo (eliminando el 2020, año en el que comenzó la pandemia y en el que el PIB se contrajo 2.21%), el crecimiento promedio sube a 2.78% y si solo se toman los años en los que el presidente contiende por un segundo mandato el crecimiento sube aún más, a 3.36%. Este crecimiento generalmente es seguido de una desaceleración en el primer año de administración.
Se cree que en los años de elecciones federales el gasto público suele incrementarse, debido a que un mayor gasto ayudaría al crecimiento económico y a que el consumidor se sienta más optimista respecto al gobierno actual, lo que animaría a votar por una reelección. Sin embargo, esto es solo una creencia popular para el caso de Estados Unidos.
El gasto de gobierno, según la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos muestra un crecimiento promedio por año de 1.20% desde 1992 (sin contar 2020). En año electoral, el crecimiento promedio anual del gasto baja a 0.80% y en los años en los que el presidente busca reelegirse, el crecimiento promedio baja a 0.21%. Al utilizar los datos del Departamento del Tesoro, se observan comportamientos similares. Desde el año fiscal de 1992, el crecimiento promedio anual del gasto gubernamental es de 3.86% hasta la fecha (excluyendo 2020) y en los años en donde el presidente busca una reelección, el crecimiento promedio cae a 2.94%.
El menor crecimiento del gasto en periodos de elecciones puede estar explicado por la composición en la Cámara de Representantes, que usualmente tiene mayoría del partido opositor al presidente en turno. Al ser oposición, procura evitar que el presidente gaste a conveniencia para obtener votos. Esto lo logra frenando el crecimiento del gasto.
La excepción fue George W. Bush, del Partido Republicano, que buscó reelegirse en 2004 y contaba con mayoría republicana en la Cámara de Representantes, siendo la primera vez que esto sucedía desde 1980 con Jimmy Carter, del Partido Demócrata. Esto facilitó que el gasto creciera 6.18% en el año fiscal del 2004, siendo el único año de reelección en el que el gasto fue mayor que el promedio desde 1992 (3.86%). En ese año, George W. Bush ganó la elección para presidente. Ahora, en 2024, la Cámara de Representantes tiene mayoría republicana, partido opositor al de Joe Biden.
Los demócratas tienen a su favor la economía, pero tienen en contra la imagen de su candidato. ¿A quién elegirán para contender en contra de Donald Trump? Está por verse, pero Biden seguro no será.
Como sucedió en años anteriores, se esperaría un menor gasto del gobierno. Sin embargo, el techo de la deuda se suspendió hasta el 1 de enero del 2025, lo que significa que el gobierno actual tiene mayor facilidad para gastar (con ciertas restricciones), respecto a los presidentes anteriores que buscaban reelegirse. Este mayor gasto se hace evidente en el mercado laboral, en el cual la creación de empleo en 2023 fue la mayor para el sector público desde 1966. En 2024, el sector público de Estados Unidos sigue creando empleos, a la par que se sigue endeudando.
Otro factor relevante es la inversión fija, la cual suele tener un crecimiento destacado en año electoral. Desde 1992 la inversión muestra un crecimiento promedio por año de 4.44%. En años electorales, ha mostrado un crecimiento de 4.39%, a pesar de la caída notable en 2020, por lo que, si se excluye ese año, el crecimiento promedio de la inversión fija bruta sube a 5.69%.
Además, si el presidente contiende por un segundo mandato, se observa un crecimiento mayor. Desde 1992 (excluyendo 2020), la inversión fija bruta crece en promedio 9.08%, siendo el componente que más crece en años de reelección.
La razón por la que se da este salto en inversión se debe a la incertidumbre que genera los primeros años de administración. Cada presidente y partido político tiene sus propias propuestas, que incluyen entre otros: regulaciones en la industria, políticas comerciales y cambios en los impuestos. Esta incertidumbre hace que se busque invertir antes que las reglas del juego cambien. Con esto, la inversión tiende a incrementarse el último año de gobierno.
Cabe destacar que solo en los años de elecciones de 2008 y del 2020, la inversión fija bruta mostró una contracción. En ambos años hubo una crisis económica, por lo que una caída en la inversión fija en este año incrementaría la especulación de una recesión en 2025 en Estados Unidos.
Esto implica que este año si se sigue la tendencia de otros años de elecciones, la economía estará impulsada por el crecimiento de la inversión fija, a lo que se suma el crecimiento del gasto público por la ausencia de un techo para la deuda. Con esto, los demócratas tienen a su favor la economía, pero tienen en contra la imagen de su candidato. ¿A quién elegirán para contender en contra de Donald Trump? Está por verse, pero Biden seguro no será.