Comienza un año que luce muy complicado para México, especialmente en el terreno económico. De acuerdo con el avance publicado por INEGI, el Producto Interno Bruto registró una contracción de 0.6% trimestral en el cuarto trimestre del 2024 con cifras desestacionalizadas, como resultado de una fuerte caída de 8.9% en las actividades primarias, una baja de 1.2% en la industria y un crecimiento débil de 0.2% en el sector servicios; lo que
pinta un panorama de debilidad en la economía.
En el mismo sentido,
el número de asegurados en el Instituto Mexicano del Seguro Social se redujo en 242 mil puestos durante el cuarto trimestre, lo que resultó la caída más
pronunciada para este indicador desde la crisis del 2008.
Por otro lado,
la inflación presentó buenos resultados en la primera quincena de enero registrando 0.15% en el índice general, con lo que su tasa anual bajó a 3.69% y 0.28% en la parte subyacente, que a tasa anual rebota marginalmente a 3.72%. Este desempeño, que podría considerarse favorable, aunque no libre de riesgos,
pone en perspectiva un descenso a mayor ritmo en las tasas de interés de Banco de México.
A la debilidad registrada en la economía se suma una
posición cada vez más débil en las finanzas públicas que cerraron el 2024 con un déficit de 1.662 billones de pesos, aumentando en 609 mil millones de pesos respecto al observado en 2023. El saldo de la deuda bruta del sector público cerró el 2024 en 18.115 billones de pesos, aumentando 3.0 billones de pesos respecto al saldo del 2023.
Al iniciar el año, el gobierno de México presentó el llamado
Plan México, con el que busca impulsar el crecimiento de la economía. Uno de los puntos más positivos de este plan es la
intención de llevar a cabo una simplificación administrativa mediante el uso de tecnologías digitales, que si se implementa bien, podría tener grandes beneficios
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para las empresas y personas que hacen negocios en México. También se presentó un
plan para reorganizar PEMEX y CFE, el cual contiene alguna ventana para atraer la inversión privada.
El panorama hacia delante se ha enturbiado considerablemente con las primeras acciones del presidente Donald Trump al iniciar su segundo periodo al frente de la Casa Blanca. Por lo pronto, las consecuencias más severas provendrían de la aplicación de aranceles,
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que tienen el potencial de detener aún más nuestra actividad económica y producir un repunte en la inflación. Estos acontecimientos impactarán en las perspectivas macroeconómicas del 2025, las cuales se estarán ajustando conforme se vaya teniendo más claridad de la situación.
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