Las CBDC están diseñadas para usarse de la misma manera que el efectivo y, al igual que las monedas y billetes que sirven para comprar y vender bienes y servicios, están (o estarán) respaldadas por el banco central de cada país. El camino para llegar a las CBDC puede diferir; los casos de China e India nos muestran dos rutas que han conducido a un mismo fin y las pruebas piloto del
Proyecto mBridge plantean que no hay vuelta atrás en el paso del efectivo al formato digital de las monedas.
En el caso de China la transformación se dio por medio de la proliferación de empresas de pagos digitales como Alipay y WeChat Pay que hicieron que millones chinos se olvidaran de los pagos en efectivo y motivó al gobierno de ese país a crear el yuan digital. En la India se debió a la salida de la circulación de los billetes de alta denominación como una iniciativa del gobierno, que tuvo como objetivo la desmonetización del país, y que a seis años de distancia ha propiciado que el volumen de pagos digitales haya crecido a una tasa anual promedio del 50% y esté induciendo a las autoridades del banco central a la creación de una moneda digital que permita cumplir los objetivos de la política monetaria: estabilidad financiera, moneda eficiente y operaciones de pago.
El Proyecto mBridge tiene como finalidad conectar economías a través de las CBDC. Recientemente el BIS Innovation Hub Hong Kong Centre, la Autoridad Monetaria de Hong Kong, el Banco de Tailandia, el Instituto de Moneda Digital del Banco Popular de China y el Banco Central de los Emiratos Árabes Unidos iniciaron el proyecto que trata de una plataforma basada en una nueva cadena de bloques para admitir pagos transfronterizos, entre pares, en tiempo real y transacciones de divisas utilizando CBDC.
Veinte bancos en la RAE de Hong Kong, Tailandia, China continental y los Emiratos Árabes Unidos utilizaron la plataforma mBridge para realizar 164 transacciones de pago y cambio de divisas por un total de más de $22 millones durante seis semanas, liquidadas directamente en la plataforma.
De acuerdo con el BIS, el Proyecto mBridge demuestra que es realista apuntar a una solución de plataforma multi-CBDC a medida para abordar las limitaciones de los sistemas de pago transfronterizos actuales, tomando como premisas que los pagos transfronterizos inciden en la estabilidad del sistema monetario internacional, en la inclusión financiera y en la eficiencia del comercio y los mercados financieros.
Aprendiendo de las fases anteriores del proyecto y del piloto, mBridge continuará construyendo la tecnología y probándola, mientras agrega más características de liquidez, cumplimiento y conectividad, con miras a acercar la plataforma a un sistema listo para la ejecución. También se espera que las próximas fases del proyecto incluyan casos de uso y participantes adicionales, y más trabajo en el marco legal y de gobernanza.
PREMISAS BÁSICAS DE LAS CBDC
Al abordar las CBDC de lo que estamos hablando es la adopción de una nueva tecnología para emitir un medio de pago que debe apoyar los siguientes objetivos, entre otros:
Proporcionar beneficios y mitigar los riesgos para los consumidores, inversores y empresas.
Promover el crecimiento económico y la estabilidad financiera, así como mitigar el riesgo sistémico.
Mejorar los sistemas de pago.
Garantizar que el sistema financiero mundial tenga transparencia, conectividad e interoperabilidad o transferibilidad de plataformas y arquitecturas, según corresponda.
Promover la inclusión financiera y la equidad.
Proteger la seguridad nacional.
La consigna es que el sistema CBDC no debe crear nuevas desigualdades, incluso a través de barreras tecnológicas para su uso. Esto es posible porque con CBDC las transacciones son más baratas, más rápidas, más confiables, más eficientes e inclusivas, pero se requiere de la cooperación internacional, mayor integración, así como establecer infraestructuras de pago internacionales y reforzar el papel de CBDC como ancla para el sistema de pagos.
Actualmente los bancos centrales están revisando y, en su caso, tomando acciones relacionadas con regular, supervisar y monitorear a los actores tradicionales y nuevos del sistema financiero (como las Fintech); también están promoviendo estándares y recomendaciones globales para la regulación; están planeando para evitar contingencias en la gestión de crisis transfronterizas, así como cooperando para la pretendida evolución.
Diversas instancias concluyen que las CBDC funcionarían mejor como parte de un sistema dual en el que el banco central y el sector privado colaboraran encargándose cada uno de lo que mejor sabe hacer. El banco central operaría el núcleo del sistema y garantizaría su seguridad y eficiencia, mientras que entidades del sector privado, como bancos y proveedores de servicios de pago, pondrían su capacidad innovadora al servicio de los clientes. Ante este escenario, la pregunta inminente es ¿en México estamos preparados?
MÉXICO, ¿ESTAMOS PREPARADOS?
Respecto a las CBDC, en 2019 el Banco de México lanzó CoDi, una funcionalidad adicional del SPEI que, bajo el esquema de solicitud de pago, permite realizar transferencias electrónicas a través del SPEI en tiempo real, usando un teléfono inteligente o dispositivo móvil. De acuerdo con el Informe Anual sobre las Infraestructuras de los Mercados Financieros 2021 del Banco de México, la funcionalidad de solicitud de pago incorporada por CoDi, complementa los servicios de pagos en tiempo real que ya se venían ofreciendo al público en general mediante el SPEI desde los primeros años de funcionamiento del sistema de pagos.
Según Banxico, CoDi permite incluir segmentos de la población financieramente excluidos e incrementar el uso de pagos electrónicos dado que opera a través de:
1.La red de cuentahabientes generada por el SPEI donde los bancos y algunas instituciones financieras en México son participantes directos del sistema y tienen la obligación de proveer el servicio a sus clientes.
2.Los sistemas de apertura de cuentas simplificadas que ofrecen algunos participantes SPEI para la población aun no bancarizada.
3.La relativamente amplia red existente de teléfonos inteligentes a la que tiene acceso la población.
Sin embargo, CoDi tiene una limitación: es una herramienta para los mexicanos que tienen acceso a servicios financieros, por lo tanto, su alcance es reducido. Desde su implementación en septiembre de 2019 y hasta el cierre de 2021 se alcanzaron 12 millones de cuentas validadas, de las cuales 770 mil realizaron al menos un pago y 616 mil al menos un cobro.
Esta herramienta de Cobro Digital que lanzó Banxico tiene todavía una adopción muy baja, porque careció de una estrategia del lanzamiento y porque México es de los países menos bancarizados; nuestra bancarización del 35%, y comparada con países desarrollados queda muy rezagada. Además, porque a la fecha no se cuenta con los mecanismos para que en todos lados se pueda utilizar la moneda digital, incluida la tecnología y el acceso a esta. CoDi permite realizar cobros y pagos desde el celular únicamente con una cuenta de cualquier banco o institución financiera, lo que hace que solo la gente que ya está bancarizada tenga acceso a la CoDi.
En la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021, se informó que alrededor del 49% de la población reportó tener al menos un producto de captación o cuenta, lo que, aunque representa un crecimiento de 5pp respecto a 2015, aún sigue siendo un porcentaje bajo. Además, la tenencia de estos productos está más extendida entre la población con mayores niveles educativos. Existe una diferencia de 48pp entre el porcentaje de población que ha tenido cuenta entre aquellos con licenciatura y quienes cuentan con educación primaria en el último levantamiento.
Por lo tanto, la respuesta a la pregunta ¿estamos preparados? tiene muchas aristas que involucran a la educación financiera, al desarrollo tecnológico en el país, el acceso a la tecnología por parte de individuos y sociedad (empresas), el nivel de transformación digital y, por ende, de la digitalización financiera, lo que nos indica que tal vez no deberíamos empezar por la moneda digital, sino por la acción primaria de sustituir el efectivo por los pagos digitales, con la intención de mejorar su inclusión financiera, como lo ha hecho Kenia. Según EY Global, el 80% de los keniatas adultos tienen una cuenta de dinero móvil y las transacciones desde dispositivos móviles representan el 87% de su PIB, y su gran población rural y no bancarizada hace que sea el contexto perfecto para que estos métodos de pago prosperen, allanando el camino para su incursión en el desarrollo de una moneda digital.
Ahora, bien, ¿nuestro nivel de educación financiera nos permite aumentar la inclusión? ¿El acceso a los dispositivos digitales de los mexicanos contribuye a acelerar el paso para la sustitución de efectivo como medio de pago? ¿México está preparado para que a través de los pagos digitales se logre una mayor inclusión financiera? ¿Las acciones contenidas en las preguntas anteriores sirven de preparación para que México participe del nuevo capítulo para el sistema monetario que tiene como protagonista a las monedas digitales?
En la
Ponencia IMEF 2022 De la Inclusión financiera a CoDi y los CBDC. La transformación de nuestra economía se realizó una investigación a través de la que se responde a esas preguntas y se ofrece un amplio panorama de las CBDC como un paso inevitable —aun en un país como México donde el efectivo es el medio de pago preferido y la inclusión financiera todavía tiene peldaños que escalar— por la interoperabilidad con otros sistemas financieros que ya comienza a ser una realidad.