Las criptomonedas más populares son el Bitcoin y el Ethereum. En México se ha dado un auge para poseer e invertir en criptos, a pesar de los riesgos que son bien conocidos. Cada vez más empresas Fintech ofrecen aplicaciones móviles y plataformas para comprar y vender criptodivisas.
En un estudio de fines de 2021, la firma Finder publicó cifras interesantes sobre el uso de criptomonedas en nuestro país. Entre los países con la mayor tasa de posesión de estos activos, México se ubica en noveno lugar, registrando que 12% de la población adulta posee alguna criptomoneda. Esto es una tasa de adopción de criptos más alta que la de Estados Unidos, Canadá y Sudáfrica (10% cada uno), Colombia (8%) y el Reino Unido (5%), pero una tasa menor que la de países como Australia (18%), Singapur (16%) e India (15%). La media mundial es 11.4 por ciento.
La popularidad de especular con un activo riesgoso que muestra una variabilidad tan pronunciada en su valor puede reflejar deficiencias en la educación financiera; quizá por ello la tasa de posesión es más baja en Estados Unidos y Canadá.
Pero no sólo es una cuestión de educación financiera, sino también de una adecuada regulación por parte de la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV). Para muestra, se reveló recientemente que el regulador investiga a la firma Axen Capital, con sede en Uruapan, por posibles violaciones a la ley.
Esta empresa anunció el año pasado haber creado el Axen Coin, la primera criptomoneda mexicana. Un vistazo a su página web revela información que con un poco de sentido común debería de llevar a sospechar que se trata de un esquema fraudulento. Se lee:
“Axen Coin es un activo financiero descentralizado que recompensa a sus usuarios con un modelo de interés compuesto fijo y sostenible a través de su protocolo AXN, el cual es único”.
Esa frase es un galimatías sin sentido. Más aún, la firma ofrece y garantiza “un rendimiento de 365% el primer año, 182.5% el segundo y 91.2% el tercero”. ¡Imagínese! Un estudiante de primer semestre de finanzas se percataría que esto es imposible, además de que ninguna inversión puede garantizar una tasa de retorno. De inicio, la CNBV debería multar y ordenar el retiro de esta información.
La empresa afirma que en 2022 ya contaba con 2,700 clientes interesados en su reserva de 3.2 billones de unidades, según un reportaje de Reforma (31 de julio de 2023). Sin embargo se desconoce el número de personas que las compraron o el monto que invirtieron.
Esperemos que la CNBV lleve a cabo una investigación exhaustiva para evitar la propagación de este tipo de riesgos que puedan constituir un esquema fraudulento que atrape a incautos soñadores.
El Economista. Ver nota original.