El mercado accionario de México está diseñado para intermediar el más eficaz apalancamiento a las empresas. Una de sus aristas más importantes es la captación de recursos financieros que, a su vez, se canalizan a la industria y el comercio mediano y grande, para financiar su desarrollo y ofrecer empleos estables. Se alimenta así el círculo virtuoso del más sano desarrollo del país.
El mercado de capitales contribuye a impulsar de forma significativa las finanzas en la economía al contribuir con una mejor y mayor captación fiscal de las empresas públicas, así como tener una mayor visibilidad y transparencia de sus finanzas y participación en el mercado.
Las empresas, al participar de este mercado ordenado pueden lograr un mejor financiamiento, capitalizándose a un costo más eficiente, en menor tiempo y en condiciones muy a su favor.
Uno de los beneficios más tangibles de nuestro mercado es la institucionalización, con mejores prácticas, de su gobierno corporativo para lograr una mayor permanencia en sus mercados volviéndose más longevas, sólidas y mejor estructuradas para así enfrentar en el tiempo los retos y oportunidades de cada uno de sus mercados objetivo.
Con un mercado de valores desarrollado, como el nuestro, el empresariado mexicano puede dispersar de forma eficiente sus recursos monetarios, con la posibilidad de crear nuevas fuentes de trabajo y mayor captación impositiva. Los empresarios podrán, así, adquirir los adelantos tecnológicos necesarios para competir con ventaja en los mercados internos y externos.
Eso se puede apreciar, día a día, en el mercado de valores con la comercialización de acciones e instrumentos de deuda que ofrecen oportunidades únicas de rentabilidad donde el inversionista encuentra supervisión y retornos adecuados a su inversión, y las empresas, el financiamiento necesario para su desarrollo. Hoy el mercado de inversión se canaliza a bienes raíces, instrumentos deuda, valores en mercados extranjeros y, una mínima parte, a la adquisición de acciones.
Las autoridades hacendarias cuentan con medios sólidos para reestructurar el financiamiento a las empresas mexicanas y romper el círculo vicioso de financiamiento, ya sea por reinversión, prácticas de autofinanciamiento de los accionistas, uso del financiamiento de proveedores, créditos nacionales e internacionales condicionados, etcétera.
Una buena parte del éxito del financiamiento se apoya en el conocimiento del mercado, en los mejores tiempos para realizarlo y en los valores morales que den certeza a la decisión del empresario.
Respecto a la delgadez del mercado, o a las causas por las que las empresas no se desarrollan, son muchos los comentarios de los empresarios, pero todos se pueden absolver con relativa facilidad. Solo por comentar algunos casos:
• Que la empresa se vuelve visible para las autoridades y eso atemoriza a algunos. Este comentario ya está fuera de la realidad, la autoridad tiene información suficiente hace mucho tiempo.
• Que el empresario y los directivos de las empresas se vuelven visibles al crimen organizado, cuando de cualquier forma y por diversos caminos los criminales consiguen información.
• Que es más caro cotizar en México que en otros países. Según estudios realizados en forma seria e integral hoy se tiene información de que ese costo es 40% más barato.
• Que es más rápido recurrir a mercados extranjeros, tampoco es verdad.
• Que los costos legales son muy caros. Según cifras reales te cobran más en el extranjero.
• Que el mercado es muy delgado y no hay demanda, según recientes estudios el floating de acciones promedio en Bolsa es de 15%, cifra muy inferior a la que tradicionalmente se tenía (30% en promedio).
• Que el mercado no reconoce el valor real de la empresa. Aquí es necesario comentar que el valor de una empresa se mide por su capacidad de generar utilidades presentes y futuras, al respeto de la administración por sus accionistas, a la transparencia de la información, al mercado en el que compite, así como al cumplimiento de lo que ofrezca de resultados y retribución vía dividendos, etc.
Debo mencionar que en el mercado bursátil existen diversos instrumentos de financiamiento, tanto de deuda como de capital, y que los agentes estructuradores de los instrumentos deben ser cuidadosamente analizados, ya que una buena parte del éxito del financiamiento se apoya en el conocimiento del mercado, en los mejores tiempos para realizarlo y en los valores morales que den certeza a la decisión del empresario.
Con visión de mediano y largo plazo éstos y muchos otros factores deberá ser implementados por los diferentes participantes, el Gobierno, como regulador; los empresarios, con sólida visión y compromiso con sus posibles socios; las Bolsas, estructurándose adecuadamente con vocación de servicio; las casas de bolsa y los agentes estructuradores, respetando al empresario y su empresa; y, finalmente, la banca de desarrollo en el cumplimiento de su objeto social.
*Miembro del Colegio Nacional de Consejeros Independientes de México.
Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad del autor y no representan la opinión del IMEF.