El costo de capital en rápido aumento por las elevadas tasas de interés, las interrupciones en las cadenas globales de suministro y otras situaciones macroeconómicas han creado diversas restricciones y desafíos que las empresas, gobiernos y sociedad no han enfrentado en décadas.
Ante estos escenarios, y a medida que el acceso a financiamiento se contrae, los encargados de las áreas económicas y financieras deben colaborar de manera coordinada con el área de riesgos para controlar los costos, mejorar la liquidez, administrar y monitorear sus carteras; lo anterior, permitirá recalibrar las exposiciones al riesgo de mercado relacionadas con los movimientos de divisas y tasas de interés.
En este sentido, cuando el capital se encarece, lo primero que debemos preguntarnos es cómo evaluamos el riesgo y cómo decidimos la mejor opción de financiamiento que resulte más económica. Para dar respuesta a este cuestionamiento, en la práctica empresarial se pueden combinar diferentes opciones haciendo uso del Mercado de Valores, Banca de Inversión y/o Fondos de Capital Privado. Las opciones que a mi parecer pueden considerarse en un espectro donde cambia el costo de capital y la dilución por flexibilidad son: capital preferente, capital estructurado y deuda convertible.
Un enfoque importante que vale la pena saber antes de considerar las opciones mencionadas, es que en un “mercado normal”, los inversionistas a veces emplean acuerdos estructurados como preferencias de liquidación y clausulas antidilución para invertir con la valuación objetivo que desea la empresa, pero con términos que tengan sentido para el inversionista.
En otro escenario, cuando el “mercado está a la baja”, el capital suele ser más caro y las valuaciones bajan, por tal razón, la implementación de acuerdos estructurados se vuelve una práctica más común, ya que los empresarios buscan formas de evitar recaudar dinero a un precio por acción más bajo que su ronda de levantamiento de capital anterior.
ENTRE OPCIONES
En el caso del capital preferente, las acciones preferentes estándar, en lugar de las acciones ordinarias, son la estructura de acciones más común por la que optan los inversionistas institucionales privados, generalmente significa que el inversionista o los tenedores de acciones preferentes deben recuperar su dinero –(1x su dinero), el inversor recibirá su monto inicial con su multiplicador– antes que los titulares de acciones ordinarias. Esta opción funciona como un modo de asegurar la recuperación de la inversión y mitiga el riesgo para los casos en los que, por la razón que sea, liquiden al inversionista.
Y dado que los inversionistas de capital preferente toman un riesgo mayor que los inversionistas de deuda, el retorno de capital debe ser compensado con rendimientos más altos. En su mayoría, cuando el inversionista se va, el retorno suele ser mayor que el monto inicialmente aportado; sin embargo, en otros casos puede suceder que se divida entre todos los inversionistas menos dinero que el inicialmente aportado por cada uno de éstos.
Esta opción de financiamiento es recomendable para obtener recursos rápidamente, ya que cuando las tasas de interés son altas, vender acciones puede ser eficiente para producir un equilibrio entre el riesgo financiero de la empresa y el rendimiento, de modo que se maximice con el tiempo el valor de la empresa.
Cuando las empresas buscan acceder a financiamiento en el mediano plazo, buscan idealmente que sea a tasa fija y en la moneda que generan sus ingresos, este mundo ideal no es fácil de conseguir en condiciones de tasas de interés elevadas.
Por lo que toca al capital estructurado, una característica de esta opción es que se puede aumentar el rendimiento estimado ya que se puede maximizar el precio de las acciones; lo anterior, suele exigir una razón de deuda más baja, ocasionando maximizar los rendimientos esperados por acción.
En este punto es necesario señalar que la empresa debe evaluar minuciosamente sus necesidades ya que puede realizar una combinación de dos o más instrumentos financieros que forman una sola estructura y vincularla con algún activo de la empresa. Lógicamente, el instrumento implementado determinará la naturaleza y el perfil de riesgos que quiera asumir.
En el marco actual de elevadas tasas de interés, esta opción se considera como otra alternativa atractiva de obtener financiamiento por parte de las empresas, debido a que permite a los inversionistas diversificar la rentabilidad de su capital.
La opción de deuda convertible es considerada como un híbrido entre deuda (corto plazo) y capital (largo plazo) y es utilizada por las empresas en determinadas etapas cuando requieren de tiempo para cerrar con éxito una ronda de financiamiento y, a su vez, cuando necesitan recursos para ejecutar sus planes de desarrollo y potenciar el valor de la empresa antes de cerrar dicha ronda.
Es especialmente importante conocer que la deuda convertible puede verse afectada por el alza de tasas de interés; sin embargo, cuando el precio de un bono convertible refleja más el valor de sus acciones subyacentes se ve menos influido por cambios en la tasa de interés.
De optar por este instrumento, se cuenta con algunas desventajas que se pueden materializar cuando exista una desalineación de intereses entre los inversores o accionistas de la empresa, por ejemplo, términos del plazo de cierre por el incremento de capital, o en términos de valuación de la empresa en el momento de la conversión de la deuda.
Sin duda este tipo de instrumentos suponen menor complejidad en comparación con el capital estructurado, ya que, en una primera instancia, evita la dilución excesiva de la compañía, puesto que los inversores no entran a formar parte del capital accionario de la misma.
Por lo anterior, y considerando que la inflación está cediendo y que hay señales de estabilización de políticas monetarias a nivel global, mantengo la expectativa de que las empresas realicen un análisis detallado sobre las opciones de financiamiento expuestas en este artículo y apuesten a otras alternativas de financiamiento para potencializar su crecimiento.