28 años de flotación cambiaria

Si la economía mexicana no se ha colapsado en los últimos 28 años es esencialmente por tres cambios estructurales fundamentales adoptados en 1994: en enero, el Tratado de Libre Comercio (TLCAN) que hoy trata de sobrevivir como T-MEC; en abril, la entrada en vigor de la ley que le otorgó autonomía al Banco de México; y en diciembre, la adopción del régimen de libre flotación del tipo de cambio vigente hoy día. En este artículo abordaré el último punto, ya que el 22 de diciembre marca el aniversario, un tanto desapercibido, de ese cambio trascendental.
Por Federico Rubli Kaiser
Son ya 28 años de la adopción del actual sistema cambiario de libre flotación, tiempo que inclusive ya sobrepasó los 22 años y cuatro meses del tipo de cambio fijo, el famoso “12.50” abandonado en 1976 y que las generaciones actuales no conocen por la permanencia de la libre flotación cambiaria como sistema de cambios.

ALGO DE HISTORIA
Dicho sistema se adoptó como consecuencia del colapso del régimen de bandas que México utilizó como instrumento de estabilización durante el periodo 1988-1994. Se recordará que dicha regla establecía un piso de una banda que se mantuvo fijo durante todos esos años, mientras que el techo se depreciaba continuamente, abriendo con el tiempo la brecha entre piso-techo. Se permitía que el tipo de cambio de mercado fluctuara dentro de la banda, pero tan pronto la cotización se pegaba al techo como consecuencia de presiones de demanda de dólares, el Banco de México intervenía en el mercado vendiendo divisas para que el tipo de cambio se volviera a mantener dentro de la banda.

Lo opuesto sucedía cuando la cotización llegaba a tocar el piso de la banda. El banco central compraba dólares excedentes con lo que el tipo de cambio se depreciaba, corrigiendo su trayectoria dentro de la banda. Este sistema cambiario funciona mientras el banco central cuente con reservas internacionales “suficientes” para mantener la cotización dentro de la banda. Pero estos sistemas de tipo de cambio semi fijo llevan la semilla de su autodestrucción, pues propician que los especuladores apuesten contra las reservas del banco central, por lo tanto, es inevitable que llegue el momento de que ese sistema se derrumbe.

La crisis financiera severa que se detonó en México a fines de 1994 en el ámbito bancario, de deuda, inflación, desconfianza e incertidumbre llevó a varios errores de manejo cambiario. El 19 de diciembre de 1994 se pensó que sería posible ampliar la banda para enfrentar la presión sobre el peso. Al día siguiente se evidenció ese fracaso y, con prácticamente nulas reservas líquidas en el Banco de México, se tuvo que dejar flotar al tipo de cambio, produciéndose una depreciación de golpe de más de 100%.

Fue ciertamente una devaluación traumática que disparó la inflación anual en 1995 a 52% comparado con una cercana al 4% a fines de 1994. Ya en ocasiones de crisis económicas anteriores se había puesto a flotar al peso para que su valor lo fijaran libremente la oferta y la demanda. Pero el mercado sabía que ello era un arreglo transicional, y tan pronto se estabilizara la economía, las autoridades retornarían a un tipo de cambio fijo o semi fijo. Esperaban lo mismo en esa ocasión, no obstante, el gobierno de Ernesto Zedillo comenzó a mandar la señal de que habría que pensar en la flotación cambiaria como un arreglo más permanente.

El sector exportador, que tradicionalmente era un grupo de cabildeo importante para devaluar al tipo de cambio con el pretexto de que sus exportaciones fuesen “competitivas”, aprendió en los siguientes dos a tres años de que la flotación llegó para quedarse, y se percataron de que la competitividad la deberían de construir con factores inherentes a su actividad productiva, por ejemplo la capacitación de su mano de obra, los cambios tecnológicos, estrategias adecuadas de mercadotecnia internacional y un puntual seguimiento de las condiciones de competencia en su sector.

VENTAJAS DE LA FLOTACIÓN
El sistema cambiario mexicano es uno de los más cercanamente puros al caso de libre flotación de libro de texto. Es una de las monedas más libremente fluctuantes en el mundo. Uno de los principales argumentos que se manejaron en ese entonces para explicar las ventajas de ese arreglo cambiario es que era un complemento ideal a la autonomía del Banco de México. ¿Por qué? La independencia de la banca central establece por ley, como objetivo prioritario, el combate a la inflación para lograr la estabilidad de precios. Al ser ésa su única meta principal y mantener la libre flotación cambiaria, se exime al banco central de tener un segundo objetivo para defender un cierto nivel del tipo de cambio. Si ese fuese el caso, como en el pasado, la política monetaria quedaría subordinada al objetivo de mantener o guiar al tipo de cambio y no a combatir la inflación. Al dejar que el libre mercado determine la cotización del peso/dólar, la política monetaria puede concentrarse en su tarea de lograr la estabilidad de los precios. En sentido estricto, el nivel de las reservas internacionales deja de ser importante (no hace falta realizar intervenciones de compra/venta de divisas en el mercado).

TIPO DE CAMBIO FLOTA: EVOLUCIÓN DESDE 2004

Pesos / dólar



Hay otra ventaja que ofrece la libre flotación: ha probado ser el mejor arreglo para absorber choques externos sobre la balanza de pagos, ya que funciona como un mecanismo auto corrector cuando se perciba que la cuenta corriente no es financiable. Es decir, si en un momento dado se piensa que el déficit en la cuenta corriente es “insostenible”, la depreciación del peso corrige el déficit por si sola sin requerir intervenciones directas en el mercado de divisas por parte del Banco de México.

Ahora bien, el mecanismo de flotación sí prevé que el Banco de México pueda efectuar intervenciones en el mercado. Pero ello sólo debe hacerse muy esporádicamente para ordenar el mercado cambiario ante choques externos inesperados. Además, cuando interviene bajo esas circunstancias, lo hace de manera indirecta sin fijar el precio de compra o venta, sino que aplica reglas claras de mercado como subastas que excluyen cualquier discrecionalidad para guiar deliberadamente al tipo de cambio hacia un valor específico. Tal fue el caso cuando el Banco intervino entre septiembre y octubre de 2008 cuando la gran crisis financiera mundial.
El sistema cambiario mexicano es uno de los más cercanamente puros al caso de libre flotación de libro de texto. Es una de las monedas más libremente fluctuantes en el mundo. Uno de los principales argumentos que se manejaron en 1994 para explicar las ventajas de ese arreglo cambiario es que era un complemento ideal a la autonomía del Banco de México.
¿SOBREVALUACIÓN O SUBVALUACIÓN CAMBIARIA?
De los argumentos anteriores se desprende que no tiene mucho sentido calcular supuestas sobre o subvaluaciones cambiarias relativas a un supuesto nivel de “equilibrio”, pues por definición, el tipo de cambio que se observe será de equilibrio, ya que es resultado de la demanda y la oferta de miles y miles de participantes en el mercado, por lo que resulta inútil tratar de “pronosticar” o construir “un modelo predictivo” sobre el tipo de cambio. Como no hay parámetros de política (que sí hay bajo un tipo de cambio fijo o de flotación sucia), no se puede modelar el comportamiento. Los operadores y cambistas de mercado pueden tener el pulso del corto plazo que es valioso y pueden dar alguna idea de la cotización más inmediata, pero hasta ahí llega su capacidad predictiva.

Ciertamente, la significativa apreciación del peso durante los meses más recientes ha propiciado la tentación de calificar a la cotización como sobrevaluada. Los economistas debemos aceptar con humildad que no tenemos una plena explicación de por qué tenemos un “super peso” bajo estas condiciones de alta inflación e incertidumbre para el inversionista. Algunas explicaciones enfatizan la depreciación del dólar y los fuertes flujos de entradas de divisas debido principalmente al efecto del nearshoring. Es un tema sobre el cual se requiere mayor investigación.

TIPO DE CAMBIO Y POLÍTICA MONETARIA
Si bien como se argumentó, el nivel del tipo de cambio no es un objetivo y en principio no debería preocupar al banco central, sí es un factor al que la Junta de Gobierno del Banco de México le da un seguimiento puntual por la correlación que tiene con la inflación. Su evolución es uno de los elementos que analiza para la toma de decisión del ajuste de la tasa de interés de referencia. En las últimas decisiones de aumento de la tasa, al seguir los movimientos de la Reserva Federal, se ha mantenido un diferencial de tasas de interés de 600 puntos base, lo cual no ha presionado al tipo de cambio. Parecería que el mercado se siente cómodo con ese diferencial.

No obstante, los miembros de la Junta de Gobierno deben evitar hacer comentarios sobre el tipo de cambio, ya que no es un objetivo explícito del Banco y podría mandar señales equivocadas sobre el compromiso con la libre flotación.

COMENTARIO FINAL
Desde su campaña presidencial y durante estos cuatro años de su mandato, el presidente López Obrador ha aceptado al régimen de libre flotación como el arreglo cambiario más conveniente. Nunca ha titubeado ni mencionado una intención de revertirlo y regresar a un esquema de tipo de cambio fijo o semi fijo. Al menos en esta materia está convencido de sus virtudes.

Durante prácticamente 70 años antes de 1994, las autoridades financieras de México experimentaron con una amplia gama de regímenes cambiarios controlados y pusieron en práctica imaginativos esquemas de “ingeniería cambiaria”. Todos ellos terminaron por mostrar resultados negativos. A 28 años de la adopción de la flotación, no cabe duda de que es el mejor arreglo que podemos tener para amortiguar choques externos y permitir que el Banco de México se centre exclusivamente en perseverar en la estabilidad de precios.
Economista egresado del ITAM. Cuenta con Maestría y estudios de doctorado en teoría y política monetaria, y finanzas y comercio internacionales. Columnista de El Economista. Ha sido asesor de la Junta de Gobierno del Banxico, Director de Vinculación Institucional, Director de Relaciones Externas y Coordinador de la Oficina del Gobernador, Gerente de Relaciones Externas, Gerente de Análisis Macrofinanciero, Subgerente de Análisis Macroeconómico, Subgerente de Economía Internacional y Analista. Actualmente es Socio Consultor de MAAT Asesores S.C.
Twitter: @frubli
LinkedIn: Federico Rubli

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